“Vivir la cultura asiática desde dentro ha sido un sueño hecho realidad”
Cuando en 2010 el investigador en Biotecnología catalán, Sergi Portolés, viajó a China en el marco de un programa europeo de cooperación, aún no imaginaba que las experiencias y desafíos que le tocarían atravesar en el gigante asiático cambiarían su horizonte personal y profesional para siempre. Casi 5 años después, de regreso en Barcelona y tras enfrentar una dura etapa de readaptación, Sergi decidiría dar un giro definitivo a su vida.
¿Cuáles fueron los motivos que te llevaron a vivir en China?
Me mudé a China a principios de 2010, aunque ya había estado ahí en dos ocasiones, en 2004, por turismo, y en 2009, oportunidad en la que aproveché para entrevistarme con el que posteriormente iba a ser mi jefe. Las razones por las que elegí China como destino son múltiples. En 2004 me enamoré de su estilo de vida desenfadado y su cultura milenaria, además, en los años posteriores China experimentó una transformación económica y social espectacular y yo quería vivir ese momento histórico de primera mano. Estuve en China hasta finales de 2014, en total casi cinco años viviendo en Pekín, excepto el último mes que viví en la provincia de Henan.
¿En algún momento tuviste que buscar empleo?
Siendo investigador, el concepto de buscar empleo es un poco difuso. Los investigadores estamos constantemente buscando fuentes de subvención para poder proseguir nuestro trabajo, ya sea para pagar nuestro salario como la investigación que realizamos. En China yo llegué con un contrato-beca de dos años y durante este tiempo tuve que encontrar otra fuente de subvención. El proceso no fue fácil, sobre todo porque al principio apliqué por becas y proyectos españoles y europeos. Posteriormente, gracias a la ayuda de mi jefe, descubrí que China ofrecía contratos para investigadores extranjeros bastante competitivos y esta vez lo conseguí sin demasiados problemas.
¿Te preparaste de alguna manera particular para ese viaje?
Me fui a China gracias a un programa piloto de la Unión Europea que pretendía aumentar la cooperación entre Europa y China a nivel de investigación (lamentablemente fue cancelado en 2012). El programa teóricamente estaba pensado para facilitar la adaptación de los investigadores europeos en un país complicado como China, ofreciendo un curso de idioma y cultura y los instrumentos para introducirse en el sistema de investigación. Este hecho hizo que no me preocupara de nada antes de partir, confiando en que el programa iba a hacer el trabajo por mí. La organización del programa resultó ser muy deficiente por lo que no tardé en arrepentirme de no haber preparado mejor mi viaje. Respecto al idioma, tampoco sabía nada antes de partir, algo de lo que también me arrepentí más tarde.
¿Te costó adaptarte a la cultura y las costumbres chinas?
Cuando decidí mudarme a China tenía muy claro que la adaptación iba a ser complicada. Sin embargo, me sorprendió la rapidez a la que me adapté a su gente y costumbres, mucho más similares a las nuestras de lo que nos pensamos. Pese a todo esto, hay dos aspectos que me costaron especialmente: la barrera idiomática y la caótica burocracia china.
¿En algún momento evaluaste establecerte definitivamente en China?
En muchos momentos pensé en esa posibilidad y es una posibilidad que sigo contemplando. Sin embargo, una serie de factores personales me “forzaron” a emprender el camino de vuelta.
¿Qué fue lo mejor y lo peor de tu experiencia en el país?
Lo mejor, sin duda, es que la experiencia de vivir fuera de mi zona de confort me permitió crecer profesionalmente y personalmente. Además, me dio la oportunidad de poder aprender una lengua y una cultura milenaria con raíces muy diferentes a las mías.
Lo peor fue tener que enfrentarme con la sanidad china, un sistema donde abundan profesionales con pocos escrúpulos.
¿Te ha resultado difícil volver a España y readaptarte a sus costumbres?
¡Muchísimo! Cuando estás en el extranjero idealizas a tu país y cuando vuelves es un golpe muy duro ver que la realidad no es como la recordabas. Además, aunque no te des cuenta la cultura y costumbres del país que vives acaban por formar parte de ti. ¡Es muy duro volver a casa para darte cuenta que ya no es “tu casa”!
¿Qué ha significado para ti –a nivel personal y profesional- vivir esta experiencia en el extranjero?
Personalmente ha sido, probablemente, una de las experiencias más enriquecedoras de mi vida. Siempre me había fascinado la cultura asiática, pero poderla vivir desde dentro y además en uno de los países con más historia y más influyentes del continente, ha sido un sueño hecho realidad. Vivir en otro país es duro pero casi nadie te va a negar que es una experiencia que te cambia la vida y la forma de pensar.
Profesionalmente, China fue un revulsivo para mí ya que me dio el empujón final que necesitaba para abandonar una carrera profesional con trabajos inestables y un futuro muy incierto. En 2012 con un compañero italiano creamos Sapore di Cina (SDC) una plataforma online donde compartíamos nuestra experiencia en el país para orientar a aquellos que querían seguir nuestros pasos o simplemente hacer un viaje allí. Lo que empezó como una afición se ha convertido en un proyecto que no para de crecer. Actualmente puedo decir que SDC es una de las webs de referencia sobre el país tanto en español como en italiano e inglés. Además, cuando volví a Barcelona decidí iniciar otro proyecto con mi pareja y juntos creamos EsChina Space un pequeño centro para transmitir la lengua y la gastronomía de China.