“Vivir con poderío es esperar lo mejor y estar preparado para lo peor”

Estamos a punto de despedir el 2017 y dar la bienvenida a un nuevo año, en el que tenemos la magnífica oportunidad de conocernos mejor a nosotros mismos. Aprender a convivir con ese tirano que nos limita en nuestro día a día y dar más voz al titán que todos llevamos dentro es lo que nos propone la polifacética Hana Kanjaa en su obra ‘Querida incertidumbre: te lo debo todo’ (Editorial Conecta). Hablamos con ella para que nos cuente “por qué los días de mierda te hacen mejor persona”.

¿Por qué tiene tan mala fama la incertidumbre si tú se lo debes todo?

Creo que la incertidumbre tiene tan mala fama porque no nos hace sentir cómodos. Es decir, nos dan tanto miedo estos espacios en los que hay muchas posibilidades abiertas, pero no sabemos lo que va a pasar después, que nos sentimos muy angustiados transitando por ellos. Y esto es así, precisamente, porque uno de nuestros primeros miedos, de los que pueden luego derivar otros, es el no sentirnos capaces de afrontar una situación de dolor emocional, de rechazo, de pérdida, de crítica, de fracaso…

En mi caso, sin embargo, se lo debo todo porque, como soy un culo inquieto, siempre he abordado los espacios de incertidumbre desde una perspectiva de posibilidades. Yo considero que los espacios de incertidumbre son muy fértiles, es como dicen: ‘Donde nada es seguro… todo es posible’. No son fáciles, no es que tengamos que vivirlos con alegría, pero tenemos que aceptarlos como un aspecto inherente a la vida.

En ese sentido, ¿es posible convertir el miedo en un elemento de bienestar o solo podemos aspirar a aprender a convivir con él?

En los momentos más complicados es difícil sacar algo bueno de la situación, pero tampoco nos sirve de nada dejarnos llevar por los pensamientos negativos. Si hacemos el esfuerzo, que tiene mucho que ver con la gestión emocional, podemos empezar a hacer las cosas de forma diferente. Cuando bajas, bajas, bajas… ya sabes que solo puedes subir. Entonces, justo en ese momento en el que empiezas a remontar, es cuando tienes que abrir los ojos, ampliar tu perspectiva y ver qué oportunidades de crecimiento te ha traído esa situación de tu vida.

Se trataría, por tanto, de diferenciar entre dos fases: una primera en la que estamos muy metidos en el dolor, la angustia, la preocupación… donde quizá lo único que nos toca es convivir con ello e ir para adelante lo mejor que podamos. Y una segunda, cuando empieza a invertirse la tendencia, en la que tenemos que poner el foco en las oportunidades.

En este camino de superación del miedo, ¿qué papel juega el poderío?

Cuando digo lo de vivir con poderío simplemente me refiero a sentirte capaz de reponerte de cualquier batacazo o de cualquier dificultad que te lance la vida. Cuando aprendemos a vivir sin miedo, como comentaba antes, logramos conectar con ese gran poder que tenemos todos, el titán. Lo que ocurre es que las decisiones las tomamos en otro escenario diferente y lo que tendríamos que hacer es preguntarnos: ¿qué tipo de decisiones tomaría si supiese que soy capaz de reponerme de cualquier cosa que me pase en la vida y que tengo todos los recursos para hacerlo? Vivir con poderío es esperar lo mejor, porque lo que activa el poderío son sensaciones de alegría, entusiasmo, curiosidad…, y saber que estás preparado para lo peor.

¿Todo el mundo tenemos un titán dentro?

Sí, claro que sí. Todos, cuando somos niños, vivimos en un espacio de poderío y estamos muy conectados con aquello que nos apasiona, que nos gusta hacer… Cuando somos muy pequeños, además, todavía no estamos tan pendientes de encajar, del qué dirán… Así que estamos conectados con esa libertad tan genuina que nos hace poderosos. Luego vamos perdiendo y vamos desconectando de ese poderío, pero todos lo tenemos. Y está ahí.

Algunos de nuestros lectores no tienen trabajo o no están a gusto en él, ¿qué deberían hacer para sentirse plenos?

Ahora se ha puesto mucho de moda las frases como “emprende ya” o “móntate un blog y vive de tu pasión”, que no son más que cantos de sirena que lo que hacen es despistarnos de lo realmente importante. Yo entiendo, porque lo he vivido, que hay trabajos que no te llenan o que te hacen vivir situaciones en las que no estás contento contigo mismo, en las que sientes que no estás desarrollando todo tu potencial… Pero creo que precisamente el error que cometí era que yo estaba constantemente enfocada en lo que me faltaba, en envidiar a otras personas… Y, probablemente, me haya perdido un montón de oportunidades de crecimiento en cada uno de estos trabajos. Leí un libro de Cal Newport, que se titulaba ‘Tan bueno que no te puedan ignorar’, en el que decía que muchas veces no es cuestión de trabajo, sino de darlo todo, de esforzarte al máximo en el puesto en el que estás. Porque es verdad que, cuando estamos en un trabajo que no nos gusta, nos desmotivamos y nos alejamos de nuestro rendimiento. Por eso hay que intentar irse al otro lado, ver hasta dónde puedes llegar, arriesgarte…

Para terminar, ¿nos cuentas tus propósitos para 2018? ¿Qué es lo que más tendría que importarnos a todos de cara al nuevo año que acaba de empezar?

Personalmente, para mí el 2018 es un año de reto mayúsculo porque, aunque este año he publicado un libro y he creado una escuela, me he dado cuenta de que cuanto más avanzamos en la vida más miedo sentimos. Y, por eso, mi propósito de cara a este año es superar este talón de Aquiles que yo tengo y que son limitaciones o creencias que están muy enraizadas y son muy peleonas.