Acabo la universidad. Y ahora ¿qué?
La universidad es una etapa importante para cualquier joven que decida tener una formación superior. Cuando nos acercamos al final de una etapa relevante en nuestra vida es normal que nos asalten sentimientos contradictorios: alegría por los logros cosechados y emoción por lo que nos deparará el futuro, pero también miedo ante la incertidumbre y la multitud de opciones que se abren ante nosotros.
Este sentimiento es especialmente fuerte una vez terminada la universidad, cuando el camino académico deja de estar delimitado con claridad y nos encontramos abocados a decidir nuestro futuro. Además, este dilema se agudiza en una situación como la actual, en la que encontrar un trabajo se presenta como un proceso largo y complejo.
Para poder hacer el trámite del mundo estudiantil al mundo laboral algo más fácil, te puede ayudar en gran medida haber empezado tus incursiones en el sector ya durante la universidad: prácticas y trabajos a media jornada te nutren de experiencia –y contenido para nuestro currículum- además de ofrecerte multitud de contactos clave en el sector que puedes emplear con posterioridad. En el mismo sentido, inclinarte por prácticas o experiencias laborales en el extranjero puede abrir tu amplitud de miras, ofrecerte nuevas perspectivas y, una vez más, contactos y currículum.
Asimismo, hacer una reflexión pausada y a conciencia de nuestros deseos en cuanto a orientación profesional puede ser de gran ayuda para empezar a trazar un plan de acción que nos lleve, serpenteando más o menos según la fortuna de cada cual, allí a donde queramos llegar.
La reflexión puede ayudarte a delimitar aquellos sectores o subsectores que más te interesan para empezar a tirar de contactos o a enviar currículums, a decidirte por perfeccionar tus conocimientos académicos con estudios superiores –posgrados o masters– o, incluso, a que te decidas por seguir una carrera académica.