Entre algunas de las nuevas modalidades de empleo que las Tecnologías de Información y Comunicación hacen posibles y habituales hoy en día se destaca el teletrabajo o trabajo a distancia. Muchas de las tareas que se realizan en la empresa no necesitan de la presencia física de los empleados y, por ello, abren el juego a esta modalidad de trabajo remoto.
De este modo, se evitan desplazamientos innecesarios y el trabajador goza de mayor libertad para realizar su trabajo desde su hogar o cualquier otro sitio. Las horas se redistribuyen y el concepto de “horas de oficina” es reemplazado por el de “horas dedicadas al trabajo”.
Entre las ventajas que esta nueva modalidad de empleo ofrece a los trabajadores se incluyen: la flexibilidad, mayor libertad y movilidad, más oportunidades laborales, más tiempo libre (al evitar los desplazamientos) y la elección del ambiente de trabajo.
Para las empresas, a su vez, el teletrabajo implica, entre otras cuestiones, menores problemas de relaciones interpersonales en las oficinas, reducción de costes de producción y la implementación de una modalidad de trabajo por objetivos que permite aumentar la productividad.
Pero no todo son grandes ventajas, ya que trabajar desde casa puede tener, para algunas personas, ciertos inconvenientes, como los derivados del desempeño solitario de su trabajo (problemas para realizar consultas a otros compañeros), el sedentarismo o la carencia de un ámbito apropiado para desarrollar sus tareas. Por su parte, las empresas pueden perder identificación con los trabajadores que suelen participar menos en sus actividades.
Muchas compañías ya ven en el trabajo a distancia el futuro del empleo. En definitiva, estamos ante una modalidad de relación laboral en auge que, como cualquier otra, tiene ventajas e inconvenientes, pero que principalmente ofrece nuevas e interesantes posibilidades de empleo y redefine las relaciones entre trabajadores, empresas y directivos.
