Aunque suelen ser noticia tanto por su irreverencia como por quebrantar la ley y la seguridad del ciberespacio, existe también un número cada vez mayor de Hackers, es decir, de “expertos en programación”, que utilizan su habilidad para detectar y reparar las debilidades de los sistemas informáticos, garantizar la seguridad de los mismos y combatir el ciberdelito.
Estos “Hackers éticos” o también conocidos como “White hat” (“sombrero blanco”) son una suerte de protectores del ciberespacio. Y pueden ser tanto profesionales de la informática como autodidactas apasionados por el mundo virtual, que encuentran en su cotizado talento, una forma de vida: combatir contra los “Black hat” (“sombrero negro”), es decir, los hackers que cometen delitos.
De este modo, los “Hackers éticos” emplean todos sus conocimientos para proteger la privacidad de las empresas y resguardar la ley. Y para conseguirlo deben estar actualizándose continuamente, para poder descubrir las nuevas formas de ataques informáticos y cómo combatirlas.
El gran aumento de la conectividad así como la creciente digitalización de la información hacen que la ciberseguridad sea hoy una preocupación cada vez más importante para las empresas y los estados y, por tanto, que la remuneración obtenida por estos talentosos informáticos sea de las más altas del mercado.
Para el común de la gente, los hackers son personas extraordinarias por su gran conocimiento y dominio de las tecnologías. Y cuando ellos se apoderan del ciberespacio, éste se transforma en un mundo en donde “super-héroes” y “super-villanos” (sombreros blancos y sombreros negros) se enfrenta constantemente. Una realidad que parece ficción, pero en la que día a día se pone en juego mucha información valiosa.
Pero las buenas intenciones no bastan, para que un hacker ético realmente pueda desempeñarse lícitamente, no deberá nunca vulnerar la privacidad ni perjudicar a terceros. La mayoría de los hacker éticos, por ello, se dedican a trabajar para corporaciones, asegurando los sistemas, redes y servidores de las empresas y realizando pruebas para encontrar vulnerabilidades de seguridad y corregirlas.
Y si te estás preguntando: ¿Qué hace falta para ser parte de esa aventura? La respuesta es, principalmente, una pasión extrema por la informática, que más allá de los estudios y la teoría, impulse a sumergirse en el mundo cibernético durante muchísimas horas, a la búsqueda de más información, más desafíos y un constante crecimiento. Y también, sobre todo, una gran curiosidad e iniciativa para navegar más profundo, dominar la tecnología y descubrirle nuevos usos que ayuden a hacer del ciberespacio un sitio más confiable y seguro.
