Elegir área de actividad laboral y, posteriormente, escoger un campo concreto resulta, la mayoría de las veces, un dolor de cabeza. Sin embargo, dedicar tiempo a pensar qué queremos hacer y atrevernos a cambiar de rumbo profesional en medio del camino puede resultar fundamental para, finalmente, tener una trayectoria laboral satisfactoria.
A veces nos encontramos con personas que han elegido su carrera a la primera y, aparentemente, han acertado. Están tranquilos porque desde el primer momento sabían qué querían hacer y lo han llevado a cabo. Si no es tu caso, no te empieces a sentir mal. Piensa que, seguramente, las personas que han acertado con su primera elección siempre han sabido lo que han querido hacer y han dedicado pocos esfuerzos y escasa creatividad a pensar en su futuro. Sus perspectivas laborales son, aunque parezcan positivas, aburridas.
Por ello, ante un momento de duda sobre el rumbo profesional no hay que creer que se han cometido errores, sino más bien pensar que la ambición y creatividad de uno mismo son motores de cambio que pueden acercar a alguien a futuras metas. Dudar es el principio del cambio y hay que confiar y reflexionar para alcanzar un puesto de trabajo que realmente nos satisfaga.
También hay que tener en cuenta que, muy probablemente, no sólo habrá que elegir una vez en la vida la carrera laboral que se quiere emprender. Habrá varios momentos de cambio y seguramente intentos fallidos que nos ayudarán a encontrar mejores opciones ya que, en base a la experiencia acumulada, forzosamente sabremos más acerca de lo que queremos y tendremos más claro cómo lograrlo. Una derrota inicial puede ser la clave de nuestro éxito.
Así que no tengas miedo de equivocarte y rastrea las opciones laborales hasta dar con una que te guste genuinamente porque hacer lo que te gusta y lograrlo después de esforzarte por ello es la mejor manera de ir a trabajar satisfecho.
