Roces y enfrentamientos entre compañeros
Las largas jornadas laborales hacen que, a menudo, compartamos muchas horas a lo largo de la semana con nuestros compañeros de trabajo. La combinación entre una convivencia intensa e intensiva con la tensión y la presión inherentes a la vida laboral pueden generar roces y conflictos de mayor o menor consideración con nuestros compañeros y superiores con los que hay que saber lidiar y convivir.
A veces, estos conflictos pueden generar mucho malestar, igual o más que las discusiones en nuestro ámbito privado, ya que hay más elementos a tener en cuenta: a diferencia de lo que ocurre con los amigos o la pareja, en el entorno laboral tenemos poca libertad para elegir con quién debemos compartir espacios o tareas, por lo que solucionar los problemas se torna algo necesario para poder desempeñar nuestra labor a gusto y en óptimas condiciones.
Ante los conflictos en el trabajo, es importante tratar de mantener la calma y tratar de no romper las opciones de diálogo con la persona o las personas con las que no nos hemos entendido correctamente. Tratar de dialogar y resolver un posible malentendido antes de dar por supuesta la mala fe de nuestro compañero es siempre una buena opción para resolver los conflictos de un modo pacífico y constructivo. También puede resultarnos de ayuda consultar, si es preciso, manuales o guías corporativas de actuación, para asegurarnos que nuestra actuación ha sido la adecuada y/o de cómo podemos proceder ante las dificultades que se nos plantean.
Si el diálogo no resulta, podemos hablar con nuestro inmediato superior para que nos oriente en un mejor modo de abordar el conflicto o incluso para que actúe como mediador. Es importante, sin embargo, que no perdamos los papeles ni dejemos de ceñirnos a la realidad: estamos en un entorno laboral y debemos recordarlo en todo momento. Si vemos que estamos a punto de perder los estribos, es recomendable disculparse y abandonar la sala unos minutos para retomar la conversación en un momento en el que volvamos a tener capacidad de autocontrol.
Es importante, asimismo, no dejar que los problemas laborales se vayan acumulando, ya que, a la larga, se engrosan y se vuelven menos manejables. Actuar rápido y con decisión puede marcar la diferencia en nuestro bienestar laboral. Sin embargo, cabe resaltar que, pese al mal rato que nos pueden hacer pasar, las discusiones y desencuentros laborales también tienen su vertiente positiva, ya que nos permiten poner de relieve aquellas cosas que nosotros o los demás (o todo el equipo en general) podemos mejorar y, también, establecer nuevos modos de relación y rutinas de trabajo más efectivas.