Razones por las que creemos que mereces tu oportunidad de empleo
¿Qué es la búsqueda de un trabajo en sí misma si no es la búsqueda de una oportunidad de empleo?
A lo largo de tu trayectoria profesional te preparas y desarrollas para que cuando se presente la ocasión, vean en ti un candidato/a altamente cualificado para desempeñar las funciones demandadas. Te preparas para merecer una oportunidad de empleo.
En definitiva, te preparas para que te den la oportunidad de demostrar tu valía en un puesto de trabajo, pero… ¿Era para ti esa oportunidad de empleo? ¿Debía haber sido otra? Y lo más importante, ¿todo el mundo se merece una oportunidad?
La importancia de las “Competencias”
Desde hace aproximadamente 10 años, en el gremio de la psicología y de la evaluación del personal, se trabaja sin cesar en el término “competencia”.
En 1982, Boyatzis lo define como “característica subyacente en una persona que causalmente está relacionado con un desempeño bueno o excelente en el puesto de trabajo”.
Hace alusión a que lo importante son tus habilidades innatas y, como consecuencia, emergen tus comportamientos.
Desde entonces son múltiples las pruebas, ya no solo psicométricas, que están destinadas en un proceso de selección a conocerte. Ahora nos centramos más como personas y no tanto en tu CV ligado a la experiencia y formación.
Te conocemos como persona, no como un CV
Esta corriente mucho más conductista nos lleva a conocerte mucho más a fondo como candidato/a. Tal y como eres. Con tus fortalezas y debilidades, sin importar tu procedencia, edad, sexo o circunstancia Ni tan siquiera, tu experiencia profesional.
Por lo tanto, desde hace tiempo nos centramos principalmente en ti como persona, dándote muchas más oportunidades aunque no tengas la experiencia demandada, o conocimientos avanzados de algún programa informático.
Si tienes el potencial necesario para dejar aflorar esas características subyacentes que te harán triunfar como profesional, te tendremos muy en cuenta. Porque todo el mundo merece su oportunidad de empleo.
Arthur: el ejemplo perfecto
Buen ejemplo de esto es el caso de Arthur Boorman, durante 15 años le dijeron que no podría caminar sin muletas debido a una lesión al saltar en paracaídas durante la Guerra del Golfo.
Arthur convirtió en una realidad las palabras del médico: se lo tomó como un decreto, se le instauro la creencia de que no podrá andar sin muletas. Se convirtió en una persona obesa sin ningún tipo de esperanzas.
Hasta que llego a su vida D.D, un entrenador de yoga que creyó en él y en que su recuperación era posible.
A pesar de muchas caídas y muchas dificultades, Arthur comenzó a cambiar esas creencias que tenía. Comenzó a creer en que antes o después lo conseguiría… y así fue. Tras no rendirse, Arthur pudo volver a andar, a correr, dejando a un lado sus muletas… Arthur luchó por su oportunidad.
Y es que acaso… ¿no todo el mundo merece una oportunidad?
María Serrano Montero, Directora de servicio en Adecco