A pesar de que es un concepto emergente, ya existen millones de innovadores sociales en el mundo entero intentando resolver los problemas más apremiantes de cada rincón. Además, una característica sobresaliente de la innovación social es que se plantea ofrecer soluciones que sean ‘escalables’, es decir, que puedan replicarse fácilmente en otras sociedades y sus beneficios logren alcanzar así a más y más personas en el tiempo.
Asimismo, otra peculiaridad de estos proyectos socialmente responsables es que impulsan la participación de la comunidad buscando transformar a sus habitantes en agentes activos del cambio. La innovación social pretende desarrollar sociedades más seguras, sostenibles e inteligentes promoviendo una mejor calidad de vida para todos.
Este tipo de innovación se reconoce principalmente por su impacto, es decir, por la cantidad de personas a las que beneficia y las realidades que transforma. Por ello, aunque hoy parezca una frase de moda, este tipo de proyectos será clave en el futuro.
Las nuevas generaciones son quienes están demostrando que la innovación social no será la excepción, sino la regla en los próximo años. Conscientes de la necesidad de transformar las sociedades en las que vivimos y resolver problemas y necesidades largamente desatendidos, los jóvenes impulsan cada vez más proyectos que buscan construir sociedades más justas, participativas y solidarias.
