La productividad está ligada principalmente a la manera en cómo desarrollamos nuestras tareas. Hoy, en Adeccorientaempleo, te traemos un término que poco a poco va haciéndose un hueco en el mundo empresarial: el agilismo.
Acuñado en el ámbito informático, pero actualmente extendiéndose casi como una filosofía empresarial en pro de la productividad, el agilismo es un término que surge a partir de la crítica de los modelos de desarrollo de software basados en procesos, y que propone “metodologías ágiles” como alternativas a las anteriores metodologías formales consideradas más rígidas y dependientes de las planificaciones detalladas.
El manifiesto ágil
En febrero de 2001 reconocidos críticos de aquellos modelos de desarrollo se reunieron en Snowbird, Utah (Estados Unidos) y redactaron los cuatro postulados que se convertirían en la principal referencia del agilismo: el manifiesto ágil. En él dejaban asentada su búsqueda de mejores métodos para desarrollar software y reconocían que:
“Con este trabajo hemos llegado a valorar: a los individuos y su interacción, por encima de los procesos y las herramientas; el software que funciona, por encima de la documentación exhaustiva; la colaboración con el cliente, por encima de la negociación contractual;
La respuesta al cambio, por encima del seguimiento de un plan. Aunque hay valor en los elementos de la derecha, valoramos más los de la izquierda”.
Si bien el modelo parece haber conquistado rápidamente las empresas de los Estados Unidos, en nuestro país sólo ha comenzado a ganar adeptos en los últimos años.
En España, Agile Spain es la asociación que promueve los beneficios de las metodologías y el desarrollo del software ágil y cada año organiza eventos en lo que difunde sus ventajas.
Una vuelta de tuerca que comenzó por cambiar el desarrollo de software y promete cambiar también la filosofía de las empresas y su productividad.
