En el 2001 se convirtió en el segundo español en jugar en la NBA tras Fernando Martín, siendo el primero en ser elegido para jugar un All-Star Game de esa liga, en clasificarse para los playoffs (con Memphis Grizzlies en 2003-04) y en conseguir el campeonato de la NBA en dos ocasiones junto a Los Angeles Lakers. Tras terminar su contrato con este último equipo, Pau Gasol pasó por el Chicago Bulls y actualmente juega en San Antonio Spurs, todos equipos de la misma liga norteamericana.
Pero además de ser una verdadera estrella del baloncesto, Pau ha demostrado ser también todo un gigante de la motivación. El jugador barcelonés de 36 años alimenta a diario una filosofía de competición que le ha permitido acumular sus importantes triunfos a base de trabajo y dedicación: “No siempre los más altos llegan más arriba, no siempre los más rápidos llegan antes, no siempre los más fuertes son los que ganan la batalla. Pero los que más entrenan, más se esfuerzan y más creen en el equipo son los que más veces conseguirán la victoria”, sentenció.
Y a pesar de los títulos ganados, Pau supo advertir que: “La derrota te alimenta a veces más que la victoria”, ya que el aprendizaje, muchas veces, llega después de fuertes caídas.
“Yo ante la adversidad me crezco y siempre he convivido con la presión de las expectativas. No me da miedo eso”, destacó el jugador en otra oportunidad. Y ciertamente fue esa misma actitud la que le permitió recibir en su debut en la NBA el título de “rookie” del año, premio con que se distingue al mejor jugador novato de la temporada y que ningún europeo logró obtener antes que él.
A base de caer y levantarse, y de enfrentar cada reto con la misma determinación, el joven de 2,16 metros de estatura se hizo con un sitio destacado dentro de la élite del baloncesto mundial, cumpliendo así un objetivo con el que muy pocos se animan siquiera a soñar.
“Tengo fiereza, pasión y corazón cuando estoy en la cancha. Entro en un estado agresivo y todo cambia. A quien crea que soy blando o no lo suficientemente fuerte, lo reto a un partido. Puedo ser muy difícil de parar, no importa quien me defienda”, señaló.
Pero el éxito deportivo no le ha impedido asumir al jugador también otras responsabilidades sociales. Pau es embajador de Unicef desde el año 2003 y participa de manera regular en numerosos proyectos humanitarios de esta organización, a la vez que colabora con otras entidades y apoya el trabajo de diferentes hospitales infantiles.
Una larga trayectoria solidaria que en el año 2013 se tradujo además en la creación de la “Gasol Foundation” junto a su hermano Marc. Una organización cuyo objetivo es promover hábitos de vida saludables entre los más jóvenes para evitar problemas de salud, como la obesidad.
“Es normal tener noches malas, perder partidos y cometer errores, porque todos somos humanos, pero lo importante es saber levantarse lo más rápido posible”, destacó este grande del baloncesto, la solidaridad y la automotivación.
Foto: Justin Higuchi
