A lo largo de nuestra vida nos iremos marcando objetivos, tanto personales como profesionales, para conseguir aquello que más anhelamos. Estará en nuestras manos avanzar en el sentido que deseamos. Tendremos que luchar y perseverar para llegar a nuestra meta y conseguir aquello que queremos. En la mayoría de los casos conseguir ese objetivo final residirá, en gran parte, en el empeño que nosotros pongamos. Si queremos un ascenso, trabajaremos duro para demostrar que nos lo merecemos o si nuestro objetivo es especializarnos, lo que deberemos hacer será conseguir nuestro título de máster.
Aunque también es cierto que en el camino para conseguir los objetivos que nos marcamos habrá muchas cosas que se escaparan de nuestras manos. El resultado final no siempre dependerá de nuestra inversión de tiempo y esfuerzo. Podemos hacerlo todo bien, pero a pesar de ello no conseguir el resultado que deseamos. ¿Qué pasa entonces? Puede que la frustración, el desencanto o la apatía se apoderen de nosotros. Puede que nos enfademos por no conseguir aquello que tanto deseamos y por lo que luchamos con todas nuestras fuerzas. Y puede, incluso, que ese sentimiento acabe influyendo en todos los aspectos de nuestra vida.
Pero ya sabes que esa no es una buena actitud. Si has llegado a ese punto (y aunque no lo hayas hecho), es importante que tengas claro una cosa: a pesar de que debes luchar por aquello que quieres y deseas, no debes permitir que esa lucha invada toda tu vida y mucho menos que tu felicidad se reduzca al hecho de no conseguir ese objetivo.
Por seguir con uno de los ejemplos anteriores: puede que no tengas el ascenso que tanto anhelabas, pero no permitas que eso influya en tu trabajo actual o en tu vida personal. No te lamentes constantemente por ello, mira hacia delante y sobre todo, ten claro que a pesar de no tener eso, tienes otras muchas cosas positivas que debes valorar. No dejes que lo negativo que puedas sentir ahora las esconda. Da valor a todas esas cosas buenas de tu vida, porque así conseguirás ser una persona más feliz. Vivir constantemente pensando en aquello que no tenemos o en lo que hubiera podido ser y no ha sido puede reducir nuestra rica realidad a una cosa que no es. ¡Lucha contra ello!
