Norman Foster, el arquitecto más influyente del momento
Para muchos, Norman Foster es el mejor arquitecto del planeta. No es de extrañar: está al frente de Foster & Partners, un estudio que, con 50 años de historia, emplea a más de mil profesionales, con una veintena de oficinas repartidas por todo el mundo y casi 300 obras que lucen, elegantes y esbeltas, en otras tantas ciudades de los cinco continentes. Entre ellas, destacan varios museos, hoteles, rascacielos y hasta las sedes del Tribunal Superior de Justicia y de la Audiencia Provincial de Madrid, dos proyectos enmarcados dentro del Campus de la Justicia de nuestro país. Sus proyectos, considerados únicos en el entorno arquitectónico, le han convertido en una figura de referencia dentro y fuera del sector. Y le han valido para conseguir galardones tan prestigiosos como la medalla de oro del instituto americano de arquitectura, el premio Pritzker en 1999 y el Premio Príncipe de Asturias de las Artes en 2009.
A pesar de que tiene 82 años, su vitalidad no decae. Y han sido precisamente esas ganas de vivir al 100% las que han permitido a Norman Foster adaptarse a los nuevos tiempos que corren. Tanto es así que hasta se ha creado su propia cuenta en Instagram, donde le siguen ni más ni menos que 52.300 usuarios que están pendientes de las fotos –la mayoría de su vida personal y también relacionadas con el sector de la arquitectura– que comparte cada día el arquitecto más influyente de todos los tiempos. En 1990 fue armado caballero británico, un título que le convirtió en Sir Norman Foster, y en 1997 recibió la Orden de Mérito británica de la mano de la reina Isabel II. Algo casi impensable para ese niño de familia humilde que nació en Manchester en 1935. Pero entonces, ¿cómo se convirtió en una de las grandes fortunas del país?
Los que conocen a este octogenario aseguran que sus logros los ha conseguido de la única manera posible: con tesón, mucho esfuerzo y mucha ilusión. De hecho, Norman Foster todavía se encarga de supervisar personalmente cada una de sus obras e, incluso, conoce de memoria los detalles más relevantes de los materiales que emplea, incluidos los acabados o revestimientos de algunos edificios. Así ha sido siempre, desde que en 1965 fundara el estudio de arquitectos Team 4, junto a su primera esposa Wendy Cheesman, Richard Rogers y la esposa de este, Su Brumwell. Dos años más tarde, cambiaron el nombre y pasó a llamarse Foster and Partners, el nombre que se liga a la historia y el éxito profesional de Norman Foster. Desde entonces, esfuerzo, horas y dedicación que le han permitido crecer hasta convertirse en el arquitecto más influyente del momento.
