Negatividad en el trabajo
Si hay algo que puede minar la moral y la motivación de los trabajadores en una compañía es un entorno permanente de negatividad en el trabajo. De hecho, la negatividad en el trabajo puede llevar fácilmente al descenso de la productividad y los beneficios: si creemos que nuestro trabajo va a ser inútil y no traerá resultados positivos, dejamos de trabajar con ahínco.
Las circunstancias complejas en el entorno empresarial que rigen la actualidad diaria han provocado que la negatividad en el trabajo aumente de un modo preocupante, pero para estar a gusto en el trabajo y, también, para mejorar las expectativas de éxito de nuestra compañía, es necesario luchar contra este sentimiento.
Sin embargo, esta lucha no significa obviar aquello que no funciona o hay que mejorar: la negatividad, en cierta medida, es útil para detectar los puntos débiles de nuestro desempeño o de la compañía, por lo que es posible transformar la negatividad en algo positivo y enriquecedor.
Si repasamos mentalmente nuestras críticas más habituales al funcionamiento de la compañía, podemos tratar de discernir aquellas que son constructivas de las meramente gratuitas. Quejarse sin más no conduce a ninguna evolución pero si nuestra queja se acompaña de una propuesta de mejora quizás podemos contribuir a un cambio hacia una mejor situación. Si vemos con claridad que nuestra solución es factible, no nos quedemos quietos: no perdemos nada en hacer una propuesta y tratar de implementarla.
Así nos sentiremos más a gusto con un nuevo modo de hacer las cosas y, además, nuestros superiores nos percibirán como alguien preocupado por la compañía que se esfuerza en su mejora interna. Esto no significa que debamos tratar de ofrecer soluciones a diestro y siniestro sin reparar en si son o no necesarias; es útil focalizar en aquellos ámbitos o situaciones que no funcionan correctamente y requieren un cambio real.