¿Eres un micromanager? Tranquilo, ¡tiene solución!
¿Cómo puedes saber si te has convertido en un micromanager? Para empezar, pregúntate: ¿Te llevas trabajo a casa los fines de semana? ¿Alargas interminablemente tus jornadas laborales día sí y día también? ¿Te cuesta desconectar en vacaciones porque piensas que tu papel en la empresa es imprescindible? ¿Sientes que todo tiene que pasar por tus manos para que funcione correctamente? ¿Inspeccionas y revisas todo lo que hacen tus empleados? Si la mayoría de tus respuestas son afirmativas, tu empresa y tú mismo tenéis un grave problema: efectivamente, te has convertido en un micromanager.
Quizá te sorprenda saber que tu actitud, lejos de ser más profesional que la de tus compañeros, supone un freno para la evolución del negocio. Coinciden en esta idea numerosos expertos, que en los últimos años han alzado la voz para advertir de que este tipo de directivo, o micromanager, hace que los empleados dejen de pensar por sí mismos, minando su confianza e imposibilitando el crecimiento y la mejora de la empresa.
Por suerte, aunque al principio te resulte difícil, desde la publicación internacional INC aseguran que es posible cambiar de actitud y convertirse en un jefe que escucha, valora y tiene en cuenta a su equipo de trabajo. Sólo tienes que proponértelo y seguir los siguientes consejos para conseguirlo:
1. Ve paso a paso: una vez que te has dado cuenta de que tu actitud supone un problema, puedes empezar a hacer cambios en tu día a día. Pero no intentes darle la vuelta a todo al mismo tiempo: céntrate en hacer pequeños cambios en tu comportamiento, que vayan desligándote del exceso de control que te caracteriza.
2. Fomenta la comunicación: escucha a tus empleados y hazles sentir que su opinión es importante para ti. Por un lado, mejorarás sus niveles de autoestima y, por otro, recibirás propuestas e ideas muy útiles para que la empresa mejore.
3. Delega: aunque sea de forma paulatina, debes ir delegando algunas de las funciones que estás acostumbrado a llevar a cabo. Sabemos que, al principio, te costará mucho confiar en los tuyos, pero poco a poco verás cómo esta decisión es buena para el funcionamiento del negocio.
4. No te obsesiones con los datos: hasta ahora, es probable que te hayas centrado en las cifras y los resultados. Por supuesto, los datos son importantes pero hay vida más allá de ellos. En esta fase de transformación, en la que quieres dejar de ser un micromanager, tienes que seguir cumpliendo con tus objetivos, pero con la ayuda de tus empleados.