María Marte, dos estrellas Michelin que compensan un gran esfuerzo
Esta dominicana, que con 22 años ya tenía tres hijos a los que cuidar, llegó a nuestro país en 2003 y encontró trabajo en el mismo Club Allard que hoy regenta, pero como lavaplatos, trabajando por horas.
Como no le llegaba el dinero, compaginaba sus tareas de limpieza en el restaurante con otras similares en una peluquería. Ella misma cuenta que llegó a Madrid siendo una “luchadora” y que fue aquí donde se convirtió en “soñadora”. Desde luego ha protagonizado un sueño de película que, después de mucho trabajo y mucho esfuerzo, se ha convertido en realidad.
Cuando vivía en su país natal ayudaba en el restaurante de su padre, e incluso se animó a crear su propio catering, pero en Madrid empezó viendo los toros desde la barrera. Mientras fregaba platos, miraba a los cocineros y se imaginaba a ella misma con el delantal puesto, entre los fogones. Un día se armó de valor y pidió una oportunidad para ayudar en la cocina. Se la dieron, pero con una condición: no podía desatender las tareas de limpieza que se le habían encomendado. “Era la primera en llegar y la última en marcharme”, recuerda cuando le preguntan por esa etapa.
Un día alguien le pidió que hiciera una menestra y el cliente que la degustó quiso felicitarla. Diego Guerrero se dio cuenta del potencial de María, que desde entonces dejó de limpiar y se fue convirtiendo en la mano derecha del joven chef. En 2007 el Club Allard recibió la primera estrella Michelin y en 2011, ya con María Marte como jefa de cocina, llegó la segunda.
A finales de 2013, Diego Guerrero anunció que se marchaba para emprender un reto personal y el Club Allard confió en María para sustituirle. Con ella, han conseguido revalidar las dos estrellas Michelin y que algunas webs de recomendaciones, como Trip Advisor, describan la cocina de María como la mejor de la capital, la segunda de España y la sexta mundial.
Pero los reconocimientos no se detienen. En 2015 recibió el Premio Nacional al Mejor Jefe de Cocina y los críticos gastronómicos no dejan de alabar la fusión de sabores y la delicadeza de la cocina de esta dominicana, que asegura que todavía le quedan muchas cosas buenas por vivir.