Recibir llamadas para realizar entrevistas requiere de unas técnicas y estrategias adecuadas durante la búsqueda de empleo. Tienes una actitud proactiva, te mueves en las redes sociales, empleas tus contactos para enterarte de cualquier vacante, tienes el currículum actualizado y, sin embargo, nunca recibes la esperada llamada que conduciría a una entrevista de trabajo. Los motivos para que esto suceda pueden ser muchos y muy variados, desde el exceso de candidatos hasta la reducida oferta de nuevos puestos de trabajo; sin embargo, hay algunos aspectos a repasar por si nos estamos equivocando en nuestra estrategia.
En primer lugar, entre las distintas técnicas y estrategias a poner en marcha, es necesario hacer una criba y seleccionar aquellas ofertas de trabajo que se adecuen a nuestro perfil en cuanto a requerimientos académicos y de experiencia. Si no lo hacemos y nos apuntamos a ofertas para las que no encajamos, no pasaremos ni la primera criba de los entrevistadores.
Una vez superada esta primera criba, los entrevistadores suelen fijarse en otro tipo de aptitudes para seguir descartando candidatos, como el dominio de idiomas o de herramientas informáticas. Si no incluimos esta información en nuestro currículo o no estamos suficientemente preparados en estos campos, es muy posible que no pasemos este corte.
Si, pese a especificar tus conocimientos adicionales, tampoco consigues la esperada llamada, el motivo puede ser que no le hayas demostrado a la empresa tu interés específico en la oferta. Ello puede hacerse de muchos modos: expresando nuestro interés vía LinkedIn, mediante una carta de presentación, un correo electrónico o un contacto directo vía redes sociales o el teléfono.
Otros temas a tener en cuenta son las mentiras y la reputación online. Si mientes o has mentido en algún currículum o entrevista tienes mucho que perder y poco que ganar. Es muy fácil que, si tu experiencia no es la que dices, ello quede rápidamente al descubierto. Además, si un entrevistador descubre que no has sido del todo honesto es muy probable que descarte tu candidatura directamente.
No haber cuidado suficientemente nuestra reputación online puede tener el mismo efecto. Si en las redes aparecemos retratados, por ejemplo, como una persona poco responsable, consumiendo algunas sustancias o en una actitud que pudiera calificarse de exhibicionista nuestro entrevistador puede verlo y juzgarnos en función de ésa imagen previa.
