El liderazgo, a grandes rasgos, es la capacidad de alguien de influir en las personas de su entorno con el fin de alcanzar unos objetivos comunes. Cuando todo marcha bien resulta relativamente sencillo mantener la motivación en el equipo de trabajo. En cambio, cuando los malos tiempos sobrevienen es difícil incluso encontrar el propio estímulo para salir adelante.
Un buen líder conoce esta situación y sabe que la clave para atravesar momentos de crisis depende en gran medida de sí mismo; y que tomar decisiones y actuar a tiempo es fundamental para demostrar que a pesar de las incertidumbres externas, existe una certidumbre en el propio trabajo que es nuestra capacidad de revertir las situaciones y sobreponernos a los malos momentos.
Por ello, tanto para ejercer un buen liderazgo tanto en nuestro equipo de trabajo como para serlo en nuestra propia vida y carrera es primordial centrarnos primero en nuestra actitud frente a los tiempos de crisis:
- Ser realista: superar momentos difíciles no significa ignorarlos siendo excesivamente optimista, sino por el contrario, observar y analizar atentamente la realidad y comprender que nuestras acciones son lo único que nos permitirá realizar cambios favorables. Los buenos líderes deben ser capaces de transmitir esta idea de análisis y control de la situación y no simular un mero desconocimiento de lo que realmente ocurre. Ser realista es el primer paso para generar verdaderos cambios en el entorno.
- Ser responsable: asumir la situación externa es también asumir la responsabilidad de mantenernos centrados en nuestra estrategia y en nuestros deberes. Es importante no dejarse desalentar por el panorama por más problemático que se vea y elaborar un plan de trabajo alternativo y creativo. Nuestra actitud es clave para superar un mal momento y que éste no se convierta en una crisis de larga duración. Existen realidades que no se podrán cambiar pero siempre hay también un margen de acción donde debemos demostrar nuestra entereza y creatividad para salir adelante.
- Ser proactivo: aquí es donde podremos demostrar nuestra capacidad para revertir una situación desfavorable. Ser proactivo es ser capaz de anticiparse a los hechos sin dejar que ellos determinen nuestra manera de actuar. Cuando llega un mal momento es tarde para lamentarse. Saber anticiparse, pensar posibles alternativas de acción, elaborar estrategias y ponerlas en marcha es la actitud de un buen líder y la que le brindará mayores oportunidades para salir adelante.
Los tiempos difíciles ponen a prueba nuestra capacidad de reinventarnos y superarnos. Ser realista, responsable y proactivo te ayudará a enfrentar cualquier panorama por más incierto que parezca. Recuerda que ser un buen líder –en un equipo de trabajo o en tu propia vida- es saber tomar las riendas de los problemas y enfrentar la realidad con un plan de acción creativo y realista.
