El Internet de las cosas (o IoT por sus siglas en inglés) es un sistema que relaciona a los objetos y las personas -o a los objetos entre sí- y, a su vez, a estos con internet, para facilitar el intercambio de datos en tiempo real.
Utilizando esta tecnología es posible diseñar, por ejemplo, una nevera que elabore su propia lista de la compra y la envíe directamente al supermercado o que nos recuerde si algún producto está caducado; un cepillo de dientes que alerte sobre la presencia de caries y pida una cita a nuestro odontólogo; o un reloj que mida nuestros signos vitales e informe a nuestro médico sobre cualquier anomalía…
El abanico de soluciones cotidianas que es posible desarrollar a través de este sistema es casi infinito y todo ello será posible gracias a un chip que se introduce en los objetos para procesar y transmitir toda la información deseada.
La firma Gartner estima que para el año 2020 habrá 20,8 mil millones de dispositivos conectados a internet y que un hogar familiar tipo podrá contener más de 500 dispositivos inteligentes en 2022.
Sin embargo, no todas son buenas noticias para el sector, un tema que complica el avance de esta tecnología son los fallos de seguridad que pueden representar verdaderas amenazas a la privacidad de los usuarios debido a la gran cantidad de información personal que se recoge en los dispositivos.
Así y todo, los obstáculos no representan en medida alguna un freno para las innovaciones. Recientemente, en el último Mobile World Congress (MWC 2016) de Barcelona, esta nueva tecnología ha demostrado ser la niña mimada del sector y cada día son más las empresas que buscan ganar la carrera por liderarla.
Fujitsu, por ejemplo, exhibió las potencialidades de este sistema para interconectar nuestro propio hogar. Así, en el último evento podía verse una “habitación virtual”, donde las personas –sin pantallas, tablets ni móviles- podían proyectar y mover con sus propias manos la información que habitualmente comparten con sus dispositivos digitales.
También se destacó la presentación de una red de asistencia desarrollada por la empresa Worldline, junto a la comunidad científica Atos. Un sistema basado en el uso de componentes wearables que permite ayudar a los pacientes a vivir de forma más independiente siendo monitorizado por los médicos de modo remoto.
Estos avances nos muestran como el horizonte tecnológico se expande velozmente frente a nuestros ojos, anunciando un tiempo en el que las potencialidades de la red de objetos inteligentes serán llevadas a límites aún inimaginables abriendo al mismo tiempo un nuevo y fructífero campo para la profesionalización y el empleo.
