En su segundo año de la carrera de Nutrición, Ainhoa dejó la ciudad de Irún (Gipuskoa) y se marchó de Erasmus a Glasgow (Escocia), donde residió durante dos años. A partir de allí, la vida le depararía nuevos horizontes, destinos que ella no dudaría en recorrer: tres años en Bruselas, uno en Buenos Aires y otro año en Pekín. Desde septiembre del año pasado le llegó el turno a Suiza. Si bien el trabajo ha sido siempre el principal motor de su viaje, la experiencia migrante, para Ainoha, es ahora un condimento esencial de la vida.
¿Cómo ha sido tu experiencia de viaje?
El trabajo ha sido el principal motivo del cambio de lugares. Y ello me ha traído nuevas oportunidades y experiencias únicas que os recomiendo. Vivir en el extranjero te enseña muchas cosas: descubres nuevas culturas, historia, paisajes, continentes, gente, cocina; haces nuevos y muy buenos amigos, con los cuales estarás siempre en contacto allá donde estés; aprendes y practicas idiomas; y llegas a valorar aún más a tu familia, tus amigos y tu tierra.
¿Qué es lo primero que haces cuando decides cambiar de ciudad?
Cuando me he mudado a nuevas ciudades siempre he buscado formas de conocer a gente; eso te ayuda mucho a disfrutar de la experiencia y no añorar y pasarlo peor los primeros días. Hoy en día hay muchos foros para “expats” (expatriados) que te ayudan a conocer a gente nueva: organizan quedadas para ir al monte, tomar una cerveza, fiestas en bares, cenas… y tan sólo tienes que pensar que los demás están también en tu misma situación. La mayoría de las veces conoces a otros expats que se han mudado recientemente al país como tú.
¿En dónde resides actualmente? ¿Cómo es tu vida allí?
Desde septiembre vivo en Lausanne, en Suiza. Cuando Suiza aparece en las encuestas como uno de los países con mejor calidad de vida, ¡No es broma! Las montañas y los inmensos lagos hacen de este país uno de los lugares más bonitos para vivir. Por otro lado, Lausanne tiene mucha vida ya que hay muchos universitarios y expats trabajando aquí. Mucha diversidad cultural y opciones. Además, puedes disfrutar del esquí en invierno en las mejores estaciones de los alpes suizos y franceses y de la bici o rutas de senderismo en otras estaciones.
¿Cómo ha sido tu adaptación a la cultura y las costumbres del lugar?
La adaptación ha sido en general buena. Es un lugar en el que poco a poco, conforme más descubres, más te va gustando. Es bastante complicado encontrar un piso aquí, y los alquileres son carísimos, pero una vez pasada la fase de búsqueda de piso y con trabajo, todo resulta mucho más fácil.
¿Qué le recomendarías a alguien que quisiera probar suerte en esa ciudad?
Recomendaría que vinieran con trabajo, simplemente por el hecho de que Suiza es un país muy caro. Quizás en otras ciudades sí se puede ir a buscar trabajo con unos ahorros, pero para eso es importante estar bien preparado. Cuando fui a Bruselas hace 6 años, fui sin trabajo y en pocos meses comencé a hacer unas prácticas remuneradas que me ayudaron a adquirir la experiencia profesional que necesitaba. Hay que tener actitud positiva y disfrutar de la experiencia!
