Universidad a distancia: ¿me conviene?
La formación es un elemento imprescindible tanto para encontrar empleo como para lograr ascender en nuestro trabajo. En muchos casos, la formación a distancia se plantea como una opción muy práctica, ya que permite adaptar los estudios a los horarios y tiempos de cada uno, sin estar ligado a la rigidez de las clases tradicionales.
Sin embargo, aunque a simple vista la formación a distancia pueda parecer una modalidad de estudios muy atractiva, no es apta para todos los perfiles. En primer lugar, pese a que permite una gran flexibilidad horaria, debemos ser conscientes de que el estudio a distancia exige una gran dosis de capacidad organizativa, disciplina y perseverancia; no contar con horarios fijos puede ser también un gran reto.
Además, es importante ser realistas y sopesar con cuidado si los ratos libres de los que disponemos son suficientes para dedicarle tiempo a los estudios o no. Asimismo, debemos elegir con cuidado y previsión la carga de asignaturas a la que nos someteremos, para no excedernos o quedarnos demasiado cortos.
Por otra parte, el alumno que opte por la formación a distancia debe estar preparado para interactuar a nivel virtual y sin presentaciones físicas previas tanto con profesores – que le corregirán y le ayudarán pero desde la distancia – como con compañeros -con los que deberá aprender a relacionarse y realizar tareas grupales. Aunque la eliminación de la interacción social pueda parecer trivial, lo cierto es que la comunicación con profesores y compañeros es muy reducida, con lo que el alumno puede sentirse aislado o desmotivado.
Por otro lado, hay que tener en cuenta que la educación a distancia está en auge, en especial desde el boom de internet y las nuevas tecnologías, pero aún así la oferta no es completa: hay estudios que aún no están disponibles para ser realizados a distancia y otros – como la química o la medicina, por ejemplo- que necesitan de clases presenciales para que su aprendizaje sea completo y real.
En definitiva, tener claro el tiempo del que disponemos para estudiar, ser conscientes de las limitaciones de la educación a distancia en cuánto a interacciones sociales y comunicación, y tener constancia y disciplina son los elementos básicos y necesarios para poder ser un buen estudiante “a distancia”.