“Estudiar ruso es lo más provechoso que he hecho en mi vida”
El día que Oriol se apuntó en la Escuela Oficial de Idiomas para estudiar ruso, no podía ni sospechar que esta lengua -que había elegido como una segunda opción- le abriría, algunos años más tarde, las puertas del amor y de un proyecto de vida inesperado. Así fue como en 2013, Oriol partió junto a su pareja, Ekaterina (actualmente, su esposa) para descubrir en Moscú un nuevo mundo lleno de sorpresas y desafíos.
¿Cuándo y por qué decidiste emigrar a Rusia?
En realidad en ningún momento decidí emigrar a Rusia. Supongo que fueron las circunstancias o el propio destino quienes decidieron por mí. Y claro, el amor por la que es ahora mi mujer, Ekaterina. Esta es la razón de ser de toda esta historia. La conocí en abril de 2012 en Barcelona, ese año en el que todo el mundo hablaba de la crisis. Mi mujer me enseñó a alejarme de este mal eterno y me abrió las puertas del país más grande y desconocido del mundo, Rusia. Ella lo planteó todo de manera muy sencilla: “¿Por qué no te vienes a vivir conmigo a Moscú? En Rusia nadie habla de crisis, siempre estamos en crisis”, me dijo. Y esta es la esencia del humor ruso. El día 20 de enero de 2013 ya aterrizaba en Moscú para quedarme una larga temporada, que dura ya hasta hoy.
¿Te preparaste de algún modo especial para este viaje?
Algo preparado sí que estaba, aunque esa preparación nunca fue premeditada. Nunca imaginé que viviría en Rusia. Tengo que decir que empecé a estudiar ruso en la Escuela Oficial de Idiomas de Barcelona porque no quedaban plazas para entrar en inglés. El Ruso lo puse como segunda opción porque había oído en algún sitio que era uno de los idiomas del futuro. Por aquel entonces confieso que no sabía absolutamente nada de Rusia excepto de los típicos clichés sobre este país y básicamente “que hay muchos rusos en Rusia”. Estudiar ruso es lo más provechoso que he hecho en mi vida. Aunque solo pude terminar el primer curso de ruso de la E.O.I. por mi traslado laboral a Madrid, eso me sirvió para tener una base que me ayudaría en el futuro. Antes de irme a Rusia a vivir visité el país tres veces y ya cogí bastantes tablas.
¿Tenías empleo al llegar?
Sí, de hecho también conseguí un empleo en Moscú sin buscarlo. Parecía como si el guión de mi futuro ya estuviera escrito y preparado de antemano. Fue otra vez en Barcelona, acudí en verano a una fiesta rusa particular con mi mujer (entonces mi novia) y una chica que también era de Rusia, al conocer nuestra historia, nos dio un contacto en Moscú. Se trataba de un proyecto donde buscaban escritores españoles para una plataforma online relacionada con temas políticos y de actualidad. Así que todo prosperó y con mi llegada a Moscú empecé a desarrollar mi soltura con las letras y el “pseudoperiodismo”. Más adelante y más asentado en la vida moscovita, he colaborado en proyectos relacionados con mis estudios de cine y he teniendo la suerte de haber estado en algunas series televisivas de renombre en Rusia. Actualmente estoy desarrollando un proyecto personal llamado “Russian Lover” en el que muestro al mundo la vida real en Rusia lejos de los clichés que todos conocemos.
Salir fuera de las propias fronteras y de la zona de confort obliga a dar lo mejor de uno mismo Share on X¿Te costó adaptarte a la cultura y costumbres rusas?
No solo me costó, sino que a día de hoy -casi 4 años después-, me sigue costando y sigo en constante proceso de adaptación. Es realmente difícil vivir lejos de tu tierra y más en un país donde todo cambia (el clima, el idioma, el paisaje, la gastronomía, la cultura, las noticias, la educación, las relaciones entre personas, el trabajo etc.). Al principio es todo muy ameno y apasionante ya que estás emocionado y es todo novedad, pero después del primer año de estancia continuada tu mente empieza a jugarte algunas malas pasadas. Es difícil aceptar que ya no estás en tu país y que no estarás allí por mucho tiempo. A pesar de todo, debo decir que con el apoyo de mi mujer y de mi familia lo he llevado -y lo llevo- muy bien. Estoy muy orgulloso de vivir en Moscú y ahora mismo no tengo previsto volver a España. De todas maneras, lo más importante en esta vida no es dónde estás, sino con quién estás. Y esta es la principal razón por la que vine a Rusia. Para poder estar con mi mujer.
¿Qué ha sido lo mejor y lo más difícil de la experiencia hasta ahora?
Lo mejor es que vivo en el país más grande del mundo y que mis fronteras físicas y mentales han desaparecido casi por completo. Ahora solo veo horizontes y la sensación es que son infinitos. En Rusia lo más grande que me ha pasado es que me he casado, he madurado como persona y la verdad es que, salvando las distancias, me siento un poco como Cristóbal Colón cuando descubrió América. Y es que hay muchos tesoros en este país que son completamente desconocidos para la mayoría de la gente. Me gustaría compartir esta experiencia que estoy viviendo con todos, pero aquí viene la parte mala: los familiares, amigos y la gente con la que has compartido toda la vida, ahora ya no están. La vida pasada queda un poco distante en el tiempo y es complicado mantener tu carácter y personalidad cuando te encuentras en un lugar lejano y pensando en ruso las 24 horas del día. Lo más difícil y triste que me ha pasado es que nunca pude despedirme de mi abuela.
¿Cómo imaginas tu futuro?
Para mí no tiene mucho sentido ya imaginar el futuro, yo nunca logré imaginar mi presente. Ahora sé con certeza que de la vida uno se puede esperar cualquier cosa. Y lo que sí puedo hacer es desear y rezar para que mi futuro esté al lado de las personas a las que quiero y que mi familia sea cada vez más grande.
¿Recomendarías Rusia a alguien que desea tener una experiencia en el extranjero?
Sí, lo recomiendo absolutamente, sobre todo a la gente más joven que se ha quedado estancada por falta de oportunidades, perspectivas o ilusión. Salir fuera de las propias fronteras y de la zona de confort obliga a dar lo mejor de uno mismo, te enriquece como persona y te vuelve muchísimo más fuerte. Es lejos de tu país cuando te das cuenta de que la palabra “crisis” es tan solo un estado mental contra el que se puede luchar. No tener trabajo no es el fin del mundo. Cualquier persona está capacitada para hacer de su vida una aventura inolvidable. Y aunque reconozco que todo no es un camino de rosas precisamente, no hay nada que perder, uno siempre está a tiempo de volver a casa. Allí siempre te están esperando. Un abrazo a todos desde Moscú. ¡Que tengáis un buen viaje!