“Es posible vivir de un modo diferente al que nos inculcaron”
Para el trompetista Julio Dallo, a la vida en su ciudad natal le faltaba algo importante. Un fuerte deseo de dedicarse de lleno a la música le impulsó a salir de su zona de confort y buscar respuestas del otro lado del mundo. Así llegó, a mediados de 2011, hasta Barcelona, con una maleta colmada de sueños que, poco a poco y con gran esfuerzo, iría realizando.
¿Cuáles fueron los motivos que te llevaron a dejar tu país?
El motivo principal fue conocer y vivir en una ciudad en la que siempre había soñado hacerlo. Luego, se sumaban otros motivos como estudiar Jazz, conocer otras culturas y, sobre todo, disfrutar la vida de una manera diferente.
¿Por qué elegiste este destino?
Mucho tiene que ver el hecho de que se hable castellano y que es una ciudad muy completa para lo que yo deseaba, que era hacer música. Y también que tiene muchas comodidades: buen clima, un verano bastante largo, mar y montaña, entre otras cosas.
¿Tenías empleo al llegar? ¿Cómo lo conseguiste?
Lo primero que conseguí fue limpiar vidrieras de tiendas de ropa para una empresa de limpieza. Lo conseguí gracias a un contacto, un amigo santafesino que vivía aquí. Después he tenido diferentes trabajos: camarero, ayudante de cocina, limpieza de apartamentos turísticos y otros oficios, hasta que hace un año y medio, he logrado finalmente comenzar a vivir de la música.
¿Qué es lo mejor y lo peor de estar fuera de tu país?
Lo mejor es haber aprendido que lejos de Santa Fe (Argentina) existe un mundo que no solo se puede conocer como turista, sino también experimentarlo con vivencias diarias: cambiar de aire, conocer muchas culturas diferentes, hacer amigos, aprender a entender a personas que ven el mundo de otra manera, etc. Lo peor es tener a la familia lejos todos los días; se echa mucho de menos.
¿Cómo es tu vida en Barcelona? ¿En qué se diferencia de la que llevabas en tu ciudad de origen?
La vida es muy diferente porque somos parecidos pero muy distintos a la vez. Si llevas una vida austera, en Barcelona es posible disfrutar de muchas comodidades, como el vivir a 8 minutos del mar cuando en Santa Fe estaba a 1.000 kilómetros de distancia. ¡Es un lujo!
Además, Barcelona es una ciudad muy turística, lo cual me ha facilitado trabajar de la música, tocando en hoteles, restaurantes, bares, etcétera. Por otra parte, mis amigos de aquí son muy diferentes a los de Argentina y ello me ha obligado ha aprender a adaptarme; así como también ellos se han adaptado a mí. Son muchas cosas las que diferencian Barcelona de Santa Fe. Cada ciudad tiene algo positivo y algo negativo.
¿Qué le recomendarías a alguien que quisiera vivir una experiencia en el exterior?
Le diría que lo haga sí o sí, durante el tiempo que sea. Porque es una experiencia alucinante, que te abre mucho la cabeza. Se puede vivir de un modo diferente, no estamos obligados simplemente a cumplir con los patrones que se nos han inculcado culturalmente desde pequeños: estudiar, conseguir un trabajo, casarse y tener hijos. También es posible llevar otra vida: viajando, conociendo y, sobre todo, aprendiendo. Creo que los países deberían fomentar más el hecho de que las personas viajen y aprendan de otras culturas. Eso siempre enriquece aún más la cultura propia. Quienes hemos elegido irnos, no somos “desertores”. Somos iguales que quienes deciden quedarse, solo que pensamos y vivimos diferente.