“Es importante querer vivir en el país en el que estás”

Hace prácticamente seis años, este joven de Salamanca decidió hacer las maletas y emprender su aventura rumbo a República Dominicana. Viajó hasta allí con trabajo, como Poker manager para la multinacional española Cirsa. Actualmente reside en Bogotá y continúa creciendo en su carrera profesional. ¿El secreto para que la aventura de emigrar sea un éxito? Tener ganas de hacerlo y amar al país al que se emigra.

¿Por qué decidiste marcharte de España?

A finales de 2009 regentaba mi propio negocio de hostelería en A Coruña. Pero estaba un poco aburrido de él y, además, la crisis ya estaba latente. Estaba en una situación personal estancada y con un futuro que no me apasionaba. Y fue entonces cuando me marché como expatriado a República Dominicana. Este fue el primer país al que emigré. Ahora estoy en Bogotá, Colombia.

¿Te fuiste con trabajo o sin él?

Por medio de un ex jefe me salió la oportunidad de irme a trabajar como Poker Manager de República Dominicana con la multinacional española Cirsa. Aunque económicamente no era muy atractivo, decidí aceptar, sobre todo porque tenía ganas de vivir la aventura.

¿Cómo encontraste ese trabajo?

En este caso, me buscaron. No hay tantas personas especialistas en el sector del juego, ya que muchas cosas se aprenden en el interior de las organizaciones. Yo disponía de una experiencia de ocho años en ese momento, habiendo hecho mi carrera en todos los puestos dentro de la organización de un casino. Además, este contacto sabía de mi trabajo porque había sido mi jefe y él mismo me contactó.

¿Qué es lo mejor de emigrar a trabajar fuera?

Lo mejor es conocer varias culturas. Yo he tenido la suerte de vivir ya en dos países y por temas de trabajo conocer casi toda Latinoamérica. Conoces gente nueva y vives un cambio muy importante. Todo es diferente: la comida, la música, la forma de salir de fiesta, de relacionarse con los amigos. Ahora estoy en Colombia, concretamente en Bogotá, un país también muy diferente del anterior y que también requiere de una adaptación.

¿Y lo peor?

Lógicamente, estar lejos de los tuyos, sobre todo en los malos momentos. Cuando estás a 9.000 quilómetros de distancia, si pasa alguna cosa grave no puedes acudir de inmediato. Y ahora que tengo un bebé, una de las peores cosas es que mis padres y mi hermana no puedan disfrutar de él todo lo que querrían.

¿Qué es lo mejor y lo peor de Colombia?

Lo mejor, la amabilidad de la gente y las posibilidades del país. Tienes el Caribe, el Pacífico, la selva, el eje cafetero, muchos sitios para conocer y disfrutar. Como vivo en una gran ciudad, las posibilidades culturales son muy altas. Además, hay una gran variedad de restaurantes de calidad, una cosa que yo valoro mucho. Lo peor, no del país, sino de la ciudad, es el tráfico. Es un caos. Otra cosa que no me gusta es el clima. En Bogotá no hay estaciones, siempre es otoño y eso es aburrido. A mí me gusta pasar por todas las estaciones y, si tengo que elegir, me gusta el calor, cosa que Bogotá no tiene.

¿Qué recomendarías a alguien que quiera seguir tu ejemplo?

Hay una cosa fundamental para que estas aventuras salgan bien: tener la convicción y las ganas de querer vivirlas. También es importante que sea un momento idóneo para poder adaptarte a tantos cambios. Y, finalmente, es importante querer vivir en el país en el que estás. Es decir, si estás todo el día pensando en la comida mediterránea, en el jamón y en tu país, será difícil que te adaptes.  Debes asumir la música, la cultura, la comida, etc., del país en el que vives.

¿Te ves volviendo a España?

A corto plazo, no. Estoy bien aquí, me quedan muchas cosas por descubrir y quizá algún país más dónde la empresa para la que trabajo me pueda destinar. Además, he formado mi familia aquí y, por lo tanto, de momento no. Pero quizá en 10 o 15 años tenga ganas de volver, quién sabe.