Es muy difícil ser líder sólo a partir de la teoría. Lo más frecuente es aprender a serlo a partir de los errores. Si bien hay muchos de ellos que se pueden evitar, hay otros cuyo valor e impacto en el ámbito laboral sólo es posible reconocer una vez que se han cometido.
En este sentido, existen dos errores ligados estrictamente a lo relacional-comunicacional dentro de la empresa en los que un líder suele caer habitualmente y que es importante corregir cuanto antes.
- No lograr que su equipo se sienta escuchado: Este es el error más común y sin dudas el más peligroso. El líder es quien debe gestionar ante todo las necesidades e inquietudes de su grupo. Motivarlo para que tenga su máximo rendimiento y escucharlo para que consiga sus condiciones óptimas de trabajo. Tomar decisiones sin tener en cuenta lo que el grupo pretende o siente (o sin que éste se sienta realmente escuchado) es perder contacto con la realidad que él mismo debe gestionar y perder así automáticamente autoridad.
- No comunicarse con sus jefes: Muchos creen que mientras menos haya que molestar a los superiores, más eficientes serán y mejorarán así su reputación. Sin embargo, es imposible gestionar eficazmente sin una comunicación fluida con quienes están a cargo de las decisiones. Tanto para mantenerles al corriente de las dificultades como para subrayar los logros y progresos del equipo, esta relación no debe fallar. La comunicación en todas las direcciones debe ser el pan de cada día de un buen líder.
A parte de estas cuestiones, existen también otros errores habituales altamente nocivos para el desempeño, entre ellos:
- Tomarse demasiado tiempo para entrar en acción: Los problemas no desaparecen al ignorarlos o con el tiempo. Están allí y hay que saber enfrentarlos en el momento oportuno. Ya sea mantener una conversación poco agradable o tomar una decisión difícil, reconocer el momento correcto de actuar es primordial para evitar problemas mayores.
- No pedir ayuda: Ciertamente un líder no tiene todas las respuestas a los conflictos, pero debe tener la capacidad de admitir este hecho para pedir ayuda y consejo a sus pares o superiores cuando sea necesario. Saber recurrir a los demás suele ser la solución que muchos están buscando debajo de las piedras.
- No tener una visión: Éste es uno de los principales elementos diferenciales del líder. El poder ver lo que hay más allá (metas) e imaginar el camino para llegar a ese lugar (objetivos). Transmitir esa visión al grupo es fundamental para poder motivarlo y lograr un mejor desempeño.
Aprender de los propios errores es una lección que nos es útil absolutamente a todos, pero el liderazgo, especialmente, dependerá de ello.
