Vineet Nayar, el empresario que confió en sus empleados para llevar HCL a lo más alto
Lograr empleados comprometidos es el objetivo de cualquier líder y cualquier empresa, pues se ha demostrado con creces que el compromiso y la fidelidad de los trabajadores son una clave en la productividad de las compañías. Eso es lo que logró Vineet Nayar, el empresario de origen hindú nacido en 1962, convertido hoy en uno de los líderes más inspiradores de las últimas décadas. Gracias a su labor al frente de HCL Technologies, esta empresa de tecnología india pasó de ser un proyecto en quiebra a un gigante mundial. Pero más allá de lo que hizo, lo importante es cómo lo hizo: confiando ciegamente en sus empleados y logrando convertirlos en empleados comprometidos.
Llegó a la compañía hindú en 2005 de la mano de su fundador Shiv Nadar, quien le nombró presidente (2005 – 2007) y CEO (2007 – 2013). Le encomendó la misión de revertir el mal momento que atravesaba la organización. Por entonces, HCL Technologies estaba sumida en una crisis que no solo afectaba a sus números, sino también a la productividad y la motivación de sus empleados. En apenas ocho años, Nayar consiguió invertir la tendencia y lograr un crecimiento increíble: los ingresos se sextuplicaron y su valor en el mercado creció hasta límites insospechados. Pero, además, consiguió que la empresa fuera distinguida como el lugar de trabajo más democrático del mundo, el más innovador en Recursos Humanos y el Mejor Empleador tanto en Asia como en Inglaterra.
Los secretos de su éxito los publicó unos años más tarde en el libro ‘Primero los empleados, los clientes después. Cómo transformar de arriba abajo la gestión empresarial convencional’. En él explicaba que el cambio dentro de una compañía comienza cuando los directivos se dan cuenta de que pueden delegar poder en los empleados y les dan “la propiedad del conocimiento para convertirlos en el valor añadido de la empresa”. En este sentido, Nayar empezó su aventura en HCL ganándose la confianza de sus empleados apostando por la transparencia: “Si estás a un lado del vidrio y yo al otro, no hay ninguna razón para desconfiar porque ves todo lo que hago”.
Una vez captada la atención del personal, empoderó a todos los trabajadores, incluidos a aquellos de primera línea que trataban directamente con los clientes. Según Nayar precisamente esos empleados comprometidos y los consumidores conformaban la verdadera zona de valor de una empresa. Por eso los directivos, que hasta ese momento apenas sabían los nombres de estos trabajadores, pasaron a ser sus responsables directos. ¿El resultado? Una pirámide invertida, con trabajadores más comprometidos y motivados, y un crecimiento increíble en poco más de cinco años.