“Despojarnos de miedos para empezar a asumir riesgos”
Elisa Piquer es cofundadora de azul recreo, un estudio creativo situado en Madrid del que recientemente muchos diseñadores han oído hablar por su iniciativa solidaria “La fuente que da vida”, una tipografía que busca recaudar fondos para llevar fuentes de agua potable a países como Nicaragua, Perú, Tanzania o Mozambique. Para Elisa, buscar un impacto positivo en la sociedad valiéndose del diseño y la creatividad es uno de los objetivos que más se disfruta en azul recreo. Hoy, ella nos habla sobre el recorrido de este joven estudio:
¿Cómo surge “azul recreo”?
Surge, por un lado, por la imposibilidad de hacer frente en un momento dado al volumen de trabajo diario de agencia y a los freelances que nos iban entrando. Por otro, por el deseo de tener algo propio donde pudiéramos implantar procesos distintos y apostar de nuevo por el cariño y el detalle en cada proyecto.
¿Cuáles fueron los primeros pasos cuando ya tuvieron esta iniciativa en mente?
Los primeros pasos consistieron en investigar y asesorarnos respecto al autoempleo y la puesta en marcha de un proyecto. Lo siguiente fue asumir que, aunque merece la pena, no te lo ponen nada fácil.
¿Cuánto tiempo os llevó ver que el proyecto comenzaba a moverse?
azul recreo nació no hace demasiado tiempo, por lo que todavía seguimos trabajando mucho para mover el estudio hacia el lugar que queremos. Sí que es cierto que desde el principio, en cuanto lo pusimos en marcha, fuimos muy afortunados respecto a la entrada de encargos.
¿Qué ha sido lo más difícil en este recorrido?
Lo más difícil, como te comentaba antes, son todas las trabas asociadas a la actividad del autónomo. Solo viviéndolo puedes darte cuenta realmente de lo desprotegidos que estamos.
Recientemente, el estudio cobró notoriedad por su participación en la iniciativa ‘La fuente que da vida’. ¿De qué se trata?
‘La fuente que da vida’ es una iniciativa que nació hace más de dos años pero que no vio la luz hasta el pasado 22 de marzo, momento en el que la lanzamos en beneficio de ONGAWA. Consiste en una fuente tipográfica que podemos descargar con nuestras donaciones para llevar a otra parte del mundo algo mucho más importante: una fuente de agua potable. El proyecto no solo buscaba conseguir fondos, sino también dar voz a un problema que afecta a más de 650 millones de personas.
¿Cuál ha sido el proyecto en el que más te ha gustado trabajar? ¿Por qué?
‘La fuente que da vida’ ha sido sin duda uno de los proyectos en los que más he disfrutado. Las razones son muchas y variadas pero quizás el componente principal es el hecho de buscar un impacto positivo en la sociedad valiéndonos del diseño y la creatividad. Disfrutamos mucho pensando y desarrollando proyectos que persigan este fin.
¿Qué es lo mejor y lo más difícil de tu profesión?
Lo mejor de nuestro trabajo es la posibilidad de conocer constantemente nuevos sectores. Al final, siempre tienes que ponerte en la piel del cliente y de su negocio para llegar a entender sus necesidades. Una parte difícil es conseguir que proyectos en los que has llegado a buenos resultados no terminen quedándose en el tintero.
Si pudieras brindarle un consejo a los jóvenes que desean iniciar un proyecto o emprendimiento propio, ¿cuál sería?
No sé si le puede resultar útil a alguien, pero a nosotros nos vino muy bien despojarnos de miedos para empezar a asumir riesgos.