“Después del primer año, se produjo la verdadera ‘toma de conciencia'”
Hace siete años, Lola Hernández se fue de Madrid en dirección a Alemania en busca de una oportunidad profesional sostenible. En la actualidad, Lola vive con su marido y su gato en Múnich, ciudad donde trabaja como coach en español con hispanohablantes de todas las partes del mundo. Lo que más le motiva es compartir sus conocimientos y experiencias a través de su blog.
¿Cuándo y por qué decidiste irte a vivir a Múnich?
En 2010 había una fuerte crisis económica en nuestro país que motivó que, al no encontrar oportunidades profesionales sostenibles, viésemos en Alemania una buena alternativa para vivir y trabajar.
¿Te costó adaptarte a tu nueva vida? ¿Qué fue lo más difícil?
El primer año, no. Al ser todo nuevo, iba de descubrimiento en descubrimiento como si en cierto modo estuviese de vacaciones. Me parecía que aprendía alemán muy rápido, que conocía a mucha gente nueva y estaba bastante entusiasmada. Después del primer año, se produjo la verdadera “toma de conciencia”, como decimos en coaching: mi alemán distaba de tener un nivel lo suficientemente bueno como para dejar de ser una barrera, las “vacaciones” ya se habían terminado y empecé a tomar conciencia de lo lejos que estaban física y emocionalmente mis seres queridos en España.
¿Qué consideras que es lo mejor de la experiencia de vivir en otro país?
La oportunidad de conocer otra cultura, otro idioma, ver tu propia cultura desde fuera y, con el tiempo, poder elegir conscientemente con qué parte de cada cultura te quieres quedar.
¿Qué ha sido lo que más te ha llamado la atención de las costumbres o estilos de vida de los habitantes de Múnich?
Definitivamente la asertividad alemana (risas). Nosotros tenemos una gran dependencia de nuestros grupos de referencia y eso no nos permite hablar siempre con sinceridad. Por ejemplo, si tú preguntas a alguien ¿te ha gustado el vino que he comprado para la cena?, un hispano responderá lo que cree que tú quieres escuchar, y siempre será algo parecido a un “sí”, incluso si el vino es imbebible. Un alemán, con el individualismo que ha mamado, normalmente te dirá la verdad, incluso si el vino no le ha gustado… Así que cuidado con lo que preguntas en Alemania.
En Múnich trabajas como coach. ¿Qué retos has tenido que afrontar en tu trabajo?
El reto de iniciar una actividad profesional desde cero: sin conocer a nadie, sin que nadie te conozca, sin saber cómo funcionan aquí las cosas, dónde hay que dirigirse y mucha desorientación, en definitiva.
¿Cómo ha sido la experiencia de emprender fuera de España?
Viéndolo ahora con perspectiva, ha sido muy interesante y positivo, y he contado con la ayuda de muchas personas que me han ido orientando por el camino. Afortunadamente para mi trabajo, entre españoles y latinoamericanos, hay un buen mercado de hispanohablantes en Múnich.
¿Qué planes tienes para el futuro? ¿Te ves de vuelta en España?
La posibilidad de volver a España siempre está en el horizonte. Vuelvo periódicamente por trabajo y para reencontrarme con la familia, los amigos y las preciosas calles de Madrid. Me gustaría conseguir pasar parte del año en España y parte en Alemania, y estoy trabajando en esa dirección.
A muchos jóvenes españoles les gustaría probar suerte en Alemania, ¿qué les recomendarías?
Que aprendan alemán para que cuando lleguen aquí tengan el mejor nivel posible. Que luchen siempre por encontrar las mejores oportunidades para ellos, allá donde estas se encuentren y que por el camino trabajen en su desarrollo personal para hacerse la travesía un poco más fácil.