Daniel Goleman, el intelectual del liderazgo
Dos veces nominado para el premio Pulitzer, Goleman recibió numerosos galardones en reconocimiento a su labor periodística, de investigación y divulgación. Con sus publicaciones, el psicólogo californiano desafió las medidas tradicionales de la inteligencia como predictores de éxito en la vida, y popularizó la noción de “IE” (inteligencia emocional) como una alternativa al “IQ” (coeficiente intelectual) desde la cual medir y pensar el éxito y el liderazgo.
Fue editor de la revista Psychology Today; profesor de psicología en la Universidad de Harvard, donde obtuvo su doctorado en Desarrollo Clínico de la Psicología y la Personalidad; y cofundador de la “Sociedad para el Aprendizaje Académico, Social y Emocional” de la Universidad de Yale, cuya misión es ayudar a introducir en las escuelas cursos de educación emocional.
Goleman señaló que: “El hecho de que a alguien le vaya bien en el trabajo depende de la inteligencia emocional: si tiene confianza en sí mismo e iniciativa, si puede adaptarse bien, si está motivado […]. Para el liderazgo, la inteligencia emocional es el 90% de lo que separa a las estrellas del promedio”. Y desde esta línea de pensamiento, se transformó en uno de los autores preferidos en el mundo de los negocios.
“Inteligencia Emocional” fue nombrado uno de los 25 libros más influyentes de gestión empresarial por la revista TIME. Y Financial Times, Wall Street Journal, entre otros, han reconocido a Goleman entre los pensadores de negocios más influyentes.
Hace ya más de 20 años, este psicólogo estadounidense acertó un duro golpe al núcleo del cientificismo más conservador, al cuestionar la idea del IQ como única medida para evaluar las habilidades cerebrales; y su noción IE –considerada ya por muchos un paradigma revolucionario- sigue seduciendo a millones de lectores y profesionales del mundo empresarial interesado en comprender más cabalmente las claves del liderazgo y el éxito.
Goleman se animó a recorrer un camino poco explorado por la psicología tradicional y en su trayecto fue enlazando ideas que le ayudaron a definir a un buen líder, entre ellas, la autoconciencia, la autorregulación, la motivación, la empatía y las habilidades sociales. Conceptos que, si bien no dejan de ser debatidos en la actualidad, han permitido añadir nuevos elementos al estudio y la comprensión de las relaciones humanas.
Atreverse a explorar lo inexplorado, cuestionar lo incuestionable y avanzar por un camino de incertidumbres sin temor a equivocarse es el gran mérito de este intelectual moderno que hoy es nuestro protagonista.
Foto: Kris Krüg, Creative Commons