“Cuando uno quiere optar a un puesto de trabajo debe saber que la imagen que proyecta es muy importante”
La psicóloga deportiva Patricia Ramírez acaba de publicar su quinto libro, ‘Cuenta contigo’ (Editorial Conecta), en el que nos da las claves para que podamos conseguir todos nuestros propósitos, incluidos los relacionados con el trabajo, sin depender de los demás. Hablamos con ella para que nos cuente por qué es importante que aprendamos a buscar soluciones en nuestro interior y cómo podemos empezar a ser los verdaderos dueños de nuestra vida.
¿Por qué es importante dejar de depender de los demás si queremos conseguir nuestros objetivos personales y profesionales?
Yo creo que si dependemos siempre de terceros estamos vendidos. Al final siempre hará falta ese empujón de alguien, la motivación de otra persona o que las circunstancias sean idóneas para poder dar un paso adelante. Considero que el trabajo en equipo es fundamental para conseguir unas metas, pero la mayoría de las cosas tienen que ser decisiones y análisis propios. Sobre todo porque eso nos ayuda a responsabilizarnos de ellos, ya que cuando contamos con los demás les acabamos echando la culpa a ellos si las cosas no salen bien.
Entonces, ¿es malo pedir ayuda?
No, para nada. Yo creo que no sea malo pedir ayuda, de hecho las personas tenemos un gen altruista y solidario que nos empuja a echar una mano a los demás. Pero creo que antes de pedir ayuda tenemos que intentarlo solos. Por ejemplo, los hijos se acostumbrado a decir “mamá, no sé esta respuesta” y los padres vamos y se lo resolvemos cuando, con eso, no enseñamos a pensar. Por eso yo creo que podemos pedir ayuda, pero siempre y cuando nosotros antes hayamos hecho un planteamiento inicial, nos hayamos esforzado, lo hayamos intentado…
Precisamente en el libro aseguras que todos hemos tenido un espíritu aventurero de niños, que nos ha impulsado a hacer las cosas solitos. ¿En qué momento y por qué lo perdemos?
Lo perdemos en parte por la sobreprotección. Los padres está claro que queremos cuidar a nuestros hijos y darles un ambiente seguro, pero a veces nos pasamos. No se trata de crear un ambiente que les ponga en peligro, pero sí en dejarles que piensen por sí mismos y que se ganen las cosas porque hoy en día tienen un nivel de bienestar tan alto en el que todo aparece a la primera y de forma gratuita. Y no me refiero a la parte económica, sino a que abren la boca y lo tienen pensando que se pueden frustrar, que se pueden desmotivar, para que no molesten… y yo creo que ahí no les estamos educando bien.
Mucha gente ni siquiera tiene claros sus objetivos. Por ejemplo, no son felices en su trabajo, pero no saben qué tienen que cambiar para sentirse mejor. ¿Qué les recomendarías?
Yo creo que en las Redes Sociales nos están vendiendo una filosofía de vida que no sirve para todo el mundo. Esto de “abandona todo y sé feliz” o “si tú quieres, puedes”… no es exactamente así. Es cierto que las personas tenemos que buscar el lugar donde encajemos, así como nuestro bienestar, pero mucha gente de 30 y 40 años ya tiene una hipoteca e hijos, por lo que de repente no puede soltar esa carrera universitaria en la que está trabajando para ser feliz en otra cosa.
Lo ideal es que con 16 o 17 años elijamos un camino que esté relacionado con nuestra pasión, pero muchos son los jóvenes que a esas edades no saben lo que quieren o que se dejan influenciar por sus padres y que se ven con veintitantos años con una carrera que ni les gusta y un trabajo con el que no se sienten identificados. A esa edad siempre hay tiempo de cambiar, pero cuando uno tiene otra serie de responsabilidades yo creo que hay que coger un camino paralelo: mientras yo cumplo con mis responsabilidades económicas con esto que no me gusta, me voy formando en algo que sí me gusta para, llegado el momento, poder dejar una cosa y coger la otra.
Dedicas un capítulo del libro al talento, en el que aseguras que no es la falta de talento la que nos limita, sino nosotros mismos. ¿Todo el mundo tiene talento?
Todo el mundo tiene una habilidad innata para hacer algo con destreza, que es lo que verdaderamente es el talento y no sólo saber pintar o cantar. Lo que pasa es que muchos de los talentos que tienen que ver con algo a lo que tú dedicas mucho tiempo sin cansarte no son vistos como una profesión. Pero ya se está viendo que las profesiones de ahora quizá no existan en diez o quince años, cuando habrá otras totalmente diferentes. Por eso yo siempre animo a la gente a reflexionar sobre cómo puede convertir en una profesión aquello que le gusta tanto p en lo que invierte tantas horas. Porque seguro que se puede vivir de eso.
¿Y cómo podemos descubrirlo?
Debes empezar respondiendo a siguiente pregunta: ¿a qué dedico horas sin cansarme? Porque la respuesta te dará una pista de lo que te gusta y, además, se te da bien. Nadie le dedica cinco horas a algo que no se le da bien.
Por último, también dices que es muy importante confiar en nosotros mismos y tener en cuenta la imagen que proyectamos en los demás. ¿Cómo podría ayudar la terapia del caballo-secretaria a alguien que está buscando empleo?
La terapia del caballo-secretaria consiste en asumir que la imagen que tú proyectas de ti hacia fuera es la que los demás reciben. Cuando uno quiere optar a un puesto de trabajo debe saber que la imagen que proyecta es muy importante. No sólo en cuestiones de apariencia física, que también tienen mucha importancia, sino también en otras relacionadas con la seguridad, la credibilidad o la pasión que demuestres. Si tú no cuidas todo el conjunto de la información que transmites hacia fuera es difícil que alguien pueda creerte, a no ser que seas ya un profesional con una reputación intachable en tu sector. Pero si no lo eres, si estás empezando a buscar trabajo tienes que cuidar todos los detalles.