“Creo que lo más complicado de emprender es la batalla que se desata dentro de ti”
Con tan solo 27 años, Juan Prim ya puede presumir de haber creado dos empresas de la nada. La última, correYvuela, es un chatbot 100% automático en español e inglés que permite comprar un vuelo al precio más económico del mercado, en solo tres mensajes de WhatsApp, Telegram o SMS. Hablamos con él para que nos cuente qué significa para él emprender, cómo afronta los nuevos proyectos y cómo se siente al saber que está al frente de una de las pocas empresas que han sido capaces de desarrollar una máquina que habla y entiende a los clientes.
¿Cuándo te diste cuenta de que había llegado el momento de emprender para crear correYvuela?
Fue gradual. Regresé a Barcelona después de trabajar en Berlín para una aceleradora con fondo de inversión propio. Quería emprender de la manera más científica posible ya que, como diría Steve Blank, las startups son empresas innovadoras que se mueven en entornos de alta incertidumbre, e implementé la metodología lean para validar ciertas hipótesis de negocio con una tecnología incipiente. Lo que empezó como un proceso de experimentación se ha convertido en una startup con 15 colaboradores, que da que hablar en el sector de viajes.
¿Habías emprendido antes? ¿Te dio miedo meterte en esta aventura?
Sí, correYvuela es mi segunda empresa. Por supuesto que me dio miedo meterme en esta nueva aventura, pero era inevitable. Emprender es, prácticamente, una temeridad, pero hoy en día es de los pocos caminos hacia la libertad.
Una vez que tomaste la decisión, ¿cuáles fueron los pasos a seguir?
Trabajar muchísimo y de manera muy diligente, aprovechando al máximo los pocos recursos de los que disponíamos para ir de la fase 1 a la fase 2, de la 2 a la 3, y así sucesivamente.
Ahora que correYvuela ya es una realidad, ¿qué ha sido lo más complicado de este proceso en el que hay que convertir una idea en algo tangible?
Todo es tremendamente complicado y complejo. Partes con desventaja, con pocos recursos, con competidores inmensos que tienen infinidad de recursos. Creo que lo más complicado de emprender es la batalla que se desata dentro de ti. La clave está en mantener un equilibrio mental. Éste es un viaje emocional que parece una noria: a veces sientes que vas a ser el nuevo Jeff Bezos y que estás construyendo el nuevo Amazon, y otras veces te sientes muy pequeño e insignificante. Requiere mucha resiliencia.
¿Y lo más satisfactorio?
Que todo el equipo ha remado para conseguir un hito increíble: somos la primera empresa (o de las primeras) del mundo que ha desarrollado una máquina que habla, que tiene un diálogo con los humanos y les brinda un servicio. Analizado fríamente, es increíble: chateas en tu WhatsApp o Telegram con una máquina que te entiende y es capaz de servirte los billetes de avión que necesitas. Y, encima, al mejor precio.
¿Cómo es el lugar donde trabajas? ¿Qué es lo que más te gusta de él?
Muy blanco, con mucha luz. Tiene feng shui.
¿Y tu día a día?
Es muy variable: conversaciones con inversores, entrevistas para fichar talento, presentaciones, viajes, entrevistas con la prensa, planificación de campañas de Marketing…
¿Te gustaría volver a trabajar por cuenta ajena?
Siempre he pensado que después de correYvuela me gustaría dedicarme a la docencia. Que sea para una institución académica o dando clases en un garaje, ya lo veremos.
Todavía hay muchos jóvenes que, a pesar de tener ideas, se sienten incapaces de emprender su propio negocio. ¿Qué les recomendarías para dejar atrás esos miedos?
Emprender es un camino extremadamente difícil, duro y solitario. La idea es solo el impulso inicial. Es un tópico, pero esto es 99% expiración y un 1% inspiración. De hecho, desde un punto de vista racional, diría que es un ejercicio temerario donde lo mismo te puede “matar” tu competidor, el mercado, el inversor, o todos a la vez. Sumas un sinfín de batallas hasta que “mueres” (concurso de acreedores) o consigues “la libertad” (éxito económico). No me siento con capacidad alguna para dar consejo sobre cómo dejar atrás los miedos, ya que yo también los siento. Lo que varía es la forma cómo encaramos esos miedos. Y, lamentablemente, creo que emprender es de los pocos caminos que hay hacia la libertad a fecha de hoy, así que a los que ya se hayan atrevido a dar el paso les diría que no nos rindamos.