¿Aún no lo sabes? El estrés no tiene por qué formar parte de tu día a día. Las palpitaciones, los cambios de humor, los dolores de cabeza, la fatiga, etc. provocados por un exceso de trabajo o las preocupaciones en casa no tienen porque ser tus compañeros de viaje. Es posible luchar contra el estrés y alejarlo de nuestras vidas, sean cuáles sean las causas que lo provocan, sean por el trabajo o por la vida personal. ¿Cómo podemos hacerlo?
Lo primero que debes hacer es hacer un diagnóstico. Se trata de identificar las causas que provocan tu estrés y cuándo aparecen sus síntomas y conocer qué impacto tiene sobre tu vida el hecho de vivir con ese estrés. También es momento de ser consciente de cómo gestionas los episodios de estrés y en qué grado funcionan tus estrategias.
Una vez hecho esto, debes identificar herramientas a través de las cuáles luchar contra ese estrés y evitar, al máximo las situaciones que lo provocan. ¿Qué prácticas crees que te irían bien? Con ellas debes elaborar una estrategia que te sirva para combatir mentalmente y físicamente el estrés.
¿Qué prácticas pueden incorporarse en esa estrategia? Hay muchas, aquí te dejamos algunos consejos que te pueden servir:
- Priorizar. Haz listas de tus obligaciones y visualiza las que realmente son fundamentales. Empieza por esas. Y las que no puedas hacer, déjalas para el día siguiente. Pero que eso, no te haga sentir frustrado.
- Relativizar. No hagas montañas de cuatro granos de arena. Relativiza los problemas o retos que te encuentres por el camino, no permitas que los quebraderos de cabeza se apoderen de ti. Busca la solución, pero sin que el proceso te cree angustia.
- Ser flexible. No tengas una actitud rígida. Intenta ser flexible ante los cambios que aparezcan en tu vida. Si es un cambio inevitable, mostrare inflexible te hará sentir más estrés. Déjate llevar por la situación. Estate abierto a nuevas experiencias.
- Controlar nuestra mente. Es importante, aunque difícil, saber controlar nuestros pensamientos para no decaer en una espiral de pensamientos negativos.
- Decir no. Si notamos que tenemos un exceso de trabajo o las responsabilidades en casa nos abruman, debemos aprender a decir que no a nuevas propuestas. Si empezamos un proyecto, debemos estar convencidos que vale la pena hacerlo y que las obligaciones que nos generará no se convertirán en otro quebradero de cabeza. Si no es así, mejor decir que no.
- Delegar. Si no llegamos a nuestros objetivos, no hay nada de mal en pedir ayuda a un compañero o reconocerlo ante el superior. Además, debemos saber delegar en las personas de nuestro equipo. Lo mismo en casa. Si no llegamos a todo lo que queremos hacer, que nos ayuden también los otros.
- Hacer ejercicio. Lo hemos dicho mucho, pero es que el deporte nos hace sentir bien. Hacer ejercicio físico nos ayudará a liberar tensiones y a rebajar nuestro nivel de estrés. Además, hacer actividades como el yoga, el pilates o la meditación pueden sernos de gran ayuda si notamos que estamos demasiado estresados.
- Disfrutar de tu hobby. Sea el que sea. Dedica un tiempo al día para hacer algo que te guste y que sea por placer. Leer, escuchar música, pintar, hacer manualidades, correr por la montaña… Y hazlo con más motivo si notas que el estrés te supera.
- Darte un capricho. Comprarte una prenda de ropa nueva, ir a comer a tu restaurante favorito, darte un masaje, comprarte un libro nuevo… De vez en cuando, y siempre que el bolsillo lo permita, intenta regalarte algo. Te irá bien para mantenerte positivo y sentir menos estrés.
- Reír. Una buena carcajada mejorará tu estado de ánimo. También te puede ayudar a liberar tensiones. Así que, ¿por qué no hacerlo? Puedes probar con un taller de risoterapia.
