En una entrevista de trabajo tu principal objetivo será demostrar que eres el candidato ideal para ese puesto. Para ello prepararás tu mejor currículum e intentarás hablar sobre todas tus competencias y conocimientos. Sin embargo, existe un error en el que suelen incurrir muchos profesionales y es el subrayar en exceso sus logros personales sin considerar nada más y dejando como resultado una imagen soberbia y pagada de sí misma.
Pero, ¿cómo hablar entonces de nuestros logros personales sin parecer arrogantes? La clave está en encontrar el punto de equilibrio entre mostrar confianza en uno mismo pero también demostrar que se es consciente del valor de los demás.
Si no haces más que hablar de todo lo que tú has conseguido, restando importancia a las posibilidades que te han brindado otras personas, los trabajos en equipo, etc., seguramente, los entrevistadores verán en ti a alguien egoísta incapaz de ver más allá de sí mismo. En cambio, convierte tus logros en historias reales que hablen de tus competencias y habilidades pero que también tengan en cuenta los lugares, las situaciones y la gente.
Ya te hemos contado en otras oportunidades sobre el valor de las anécdotas. Elabora estos relatos tiendo en cuenta la importancia no sólo de destacarte por tus conocimientos y habilidades, sino también de mostrarte como un verdadero trabajador de equipo, hablando además de la importancia de tus compañeros, tus superiores o de la compañía que te brindó esa oportunidad.
Sé conciso y no exageres: no hables por hablar y utiliza tus anécdotas sólo cuando sean realmente ilustrativas de tus competencias. No te apartes de la realidad ni sobredimensiones el valor de tu aporte. Remítete a los hechos y deja que ellos hablen por ti.
Si eres de las personas a quienes les cuesta destacar sus propios logros personales sin sentirse incómodo, esfuérzate por hablar a través de las anécdotas, ello te hará sentir menos centrado en ti mismo. Si en cambio, tienes gran facilidad para reconocer tus esfuerzos, procura ampliar la perspectiva y no presentar los hechos como si sólo fueran resultado de tu trabajo. El equilibrio entre el autoreconocimiento y el reconocimiento del valor de los otros es la clave para hablar de uno mismo y hacerlo con humildad.
