Cómo gestionar expectativas laborales no realistas
El mundo se basa en expectativas: expectativas que los demás tienen de nosotros, expectativas que nosotros tenemos de los demás… e incluso expectativas que tenemos de nosotros mismos. Estas expectativas exigen que todos cumplamos unos estándares éticos y productivos necesarios para alcanzar nuestras metas colectivas (o al menos, para evitar que nos molestemos unos a otros). Y fijar metas, también en las expectativas laborales, nos ayuda a crecer y a llevar una vida más plena. Es en estas son en las que nos vamos a centrar.
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Acerca de las expectativas laborales
En un momento dado, nuestras expectativas laborales pueden perder su relación con la realidad. Podemos tener expectativas poco realistas sobre cómo debería funcionar lugar de trabajo o creencias poco prácticas sobre cómo deberíamos comportarnos nosotros y los demás. Por ejemplo, podemos creer que deberíamos tener un feedback perfecto en todos los proyectos laborales o esperar que nuestro compañero se desempeña en el equipo igual que nosotros.
Por supuesto, estas expectativas tienden a caer en saco roto, distrayéndonos de objetivos viables y causando angustia emocional en el proceso. Vale la pena reflexionar un poco para ver cuáles de nuestras expectativas laborales son un poco exageradas y tratar de cambiar nuestra mentalidad hacia algo más práctico.
¿Por qué tenemos expectativas laborales poco realistas?
Experiencias de vida sesgadas
Las expectativas en el trabajo, al igual que en otros aspectos, son parte de la vida. Esperamos que nosotros mismos, los demás y el mundo en general funcionen de una determinada manera en función de nuestras experiencias pasadas. Pero a veces estas experiencias están sesgadas y nos llevan a formar una creencia poco realista que afecta a nuestras expectativas laborales.
Perfeccionismo
Las expectativas poco realistas también son una parte importante del perfeccionismo. Según la psicología social, el perfeccionismo puede estar “orientado hacia uno mismo” u “orientado hacia los demás”: esperar la perfección de nosotros mismos o de otras personas. Y cada vez es más común: el perfeccionismo ha ido aumentando en las últimas décadas.
Existen numerosas teorías psicológicas que intentan explicar los orígenes del perfeccionismo. En general, estas teorías coinciden en que tanto nuestros genes como nuestra educación contribuyen a ello. En particular, las altas expectativas de los padres son un factor clave para convertirse en perfeccionista en el futuro.
El efecto Dunning-Kruger
Por último, las expectativas poco realistas pueden surgir de la ingenuidad. La tendencia de las personas inexpertas o incompetentes a sobrestimar su capacidad es el quid de la cuestión del famoso efecto Dunning-Kruger. Básicamente, cuando emprendemos un nuevo proyecto o nos proponemos un objetivo en la vida, es posible que aún no tengamos una idea de un ritmo razonable de progreso, por lo que nos pasamos de la raya. Por ejemplo, si estamos empezando nuestro primer empleo, podríamos pensar que es posible asumir de antemano el trabajo de un mes… aunque esto supere con creces un ritmo seguro de productividad.
Cómo las expectativas laborales poco realistas nos deprimen
Exigirle a alguien (incluso a nosotros mismos) un estándar demasiado alto es una receta para la decepción. Estas expectativas laborales pueden impedirnos hacer un progreso real a largo plazo. Por el contrario, cuando estamos tan abrumados por la decepción, al enfrentarnos constantemente al fracaso para lograr hitos imposibles, podemos perder la motivación por completo.
Las expectativas en el trabajo poco realistas también atacan a nuestra salud mental. El perfeccionismo nos genera más estrés y nos hace más propensos a sufrir trastornos mentales como la depresión. Además, para alguien con perfeccionismo desadaptativo, cuanto más altas sean las expectativas, peor será su angustia emocional.
Combatir el perfeccionismo no es fácil, pero un buen punto de partida es reflexionar sobre nuestras expectativas laborales.
Estas expectativas en el trabajo no solo son improductivas, sino que también provocan estrés innecesario, lo que supone una mala noticia para nuestra salud mental. Es posible que te des cuenta de que has establecido expectativas laborales poco realistas si a menudo sientes lo siguiente:
- Frustración cuando las cosas (incluso los detalles menores) no salen según lo planeado
- Hipercrítica de uno mismo y/o de los demás
- Decepción crónica
Reformular nuestras expectativas laborales puede no ser siempre fácil, pero hay algunos trucos para crear una perspectiva más equilibrada.
Qué hacer y qué no hacer en relación con las expectativas
Estos consejos pueden ayudarte a dejar de lado las expectativas laborales poco realistas y establecer otras nuevas más realistas.
Ten paciencia
Ser pacientes con nosotros mismos, con los demás y con el mundo puede ayudarnos a mitigar nuestra irritación cuando el trabajo no salen como lo planeamos. También puede ayudarnos a establecer objetivos a un ritmo más alcanzable.
Practicar la paciencia puede implicar practicar la regulación emocional. Para ello, tenemos que reconocer y aceptar sentimientos incómodos, como la decepción, el estrés o la ansiedad. Si bien son desagradables, acostumbrarnos a estos sentimientos puede aumentar nuestra tolerancia hacia ellos, de modo que no nos veamos presionados a fijar objetivos apresurados o poco prácticos. Esto puede traducirse en un mayor éxito.
No te compares con los demás
La comparación es el ladrón de la alegría… Eso queda claro cada vez que ves publicaciones en las redes sociales de tu compañero de trabajo que acaba de comprometerse o de otro que se ha convertido en un emprendedor superexitoso.
Pero estas comparaciones son injustas. En primer lugar, la forma en que las personas se presentan en público (en línea o fuera de ella) no cuenta toda la historia. Todos queremos mostrar nuestra mejor cara, lo que significa ocultar las partes feas de nuestras vidas.
Además, la vida de cada uno sigue un camino muy diferente, en función de innumerables factores. Comparar nuestro recorrido con el de los demás es un poco como comparar manzanas con naranjas.
Si nos comparamos constantemente con los demás, podemos generar expectativas laborales poco realistas y perjudicar nuestra salud mental. En lugar de eso, deberíamos centrarnos en avanzar a nuestro propio ritmo. Por supuesto, es más fácil decirlo que hacerlo, especialmente en la era moderna. Un buen punto de partida es limitar el uso de las redes sociales.
Practica la gratitud
Vale, es difícil sentirse agradecido cuando uno se siente defraudado, pero piensa que es como una maratón: puede que te sientas mal si no logras un buen puesto, pero mira hacia atrás y verás lo lejos que has llegado.
Recordar y valorar nuestros logros y esfuerzos y los de los demás puede ayudarnos a mantenernos anclados en la realidad.
No lo hagas solo
Nuestros compañeros, amigos y seres queridos pueden ayudarnos a identificar expectativas en el trabajo poco realistas. Hablar de nuestros objetivos con una persona de confianza puede revelar patrones irracionales de pensamiento.
¿Cómo son las expectativas laborales realistas?
Ahora que hemos reconocido nuestras expectativas poco realistas, ¿cómo podemos esperar que sean las expectativas realistas?
Generalmente son:
- …flexibles. Nuestras vidas son impredecibles y las circunstancias siempre pueden cambiar. Una expectativa que tenga esto en cuenta tiene muchas más probabilidades de ayudarnos a tener éxito.
- …inspiradoras. En lugar de provocar frustración y estrés sin fin, las expectativas realistas brindan una motivación estable.
- …justas. Tienen en cuenta nuestras limitaciones y las de los demás, y muestran un nivel de paciencia y gratitud.
Conclusión
En resumen, podemos distinguir las expectativas laborales poco realistas por su pensamiento extremo e inflexible y su desagradable hábito de generar frustraciones innecesarias. Por el contrario, las expectativas y objetivos realistas en el trabajo nos mantienen ambiciosos y nos ayudan a crecer, al tiempo que nos dan a nosotros mismos y a los demás un margen de maniobra necesario. Estas expectativas laborales se pueden desarrollar con la ayuda de amigos y compañeros de confianza, incorporando paciencia y gratitud.