Evidentemente, el principal beneficio que te puede suponer hacer una entrevista de trabajo es poder conseguir un puesto en el que seguramente estás interesado. No obstante, imagínate un escenario en el que solicitaste un empleo pero en el momento en el que te llaman para hacer la entrevista tu situación ha cambiado y consideras que esa oferta, a priori, no se ajusta a tus intereses profesionales y personales. La pregunta aquí es clara. ¿Debes hacer la entrevista igualmente? La respuesta para Adeccorientaempleo es también muy clara: ¡Sí! Te interese o no el puesto de trabajo, hacerla te puede repercutir cosas positivas, como éstas:
- Aprender a hacer entrevistas. La práctica hace al maestro. Así que, cuantas más entrevistas hagamos, más posibilidades tenemos de poner en práctica nuestras respuestas, de coger práctica para estar más tranquilos y también de saber actuar delante de los imprevistos que pueda haber durante la conversación. Ganaremos, sin ninguna duda, en seguridad. Podrás, además, poner en práctica también cómo hacer un buen seguimiento de la entrevista.
- Aprender sobre el sector. En el momento de hacer preguntas, las entrevistas de trabajo también son una buena opción para aprender sobre el sector en el que nos queramos desarrollar. Conocer la industria, qué cargos necesita, qué proyectos y objetivos persigue, etc. seguramente nos dará unos conocimientos que podremos aprovechar en futuras entrevistas.
- Mejorar tu red de contactos. Una entrevista de trabajo es una buena oportunidad para conocer personas dentro de tu sector profesional y poder establecer una relación con ellas a través de LinkedIn. Aunque finalmente no te interese ese perfil profesional, quién sabe si no podría haber futuras ofertas que sí.
Además, no debes olvidar que puede que una vez hayas hecho la entrevista, cambies de parecer y que el perfil profesional te parezca interesante por razones como la política de empresa, los beneficios sociales que ofrece o el equipo con el que trabajarías.
