Encaramos los últimos meses del año y nos aceramos peligrosamente a ese momento en el que la mayoría de los españoles hacemos balance: ¿hemos cumplido los objetivos propuestos para este año? En enero, muchas personas se plantean mejorar su formación aprovechando los momentos en los que hay menos trabajo: los meses de verano. Salimos a la calle para preguntar a la gente si ha dedicado parte de sus vacaciones estivales a ese fin.
Natalia Carceller Nájera, 35 años. Ventas
“No, la verdad es que en verano aprovecho para descansar y pasar tiempo con mi hijo. El resto del año tengo mucho trabajo y me reciclo todo lo que puedo, pero las vacaciones son sagradas. Todos los años por estas fechas me planteo aprender un idioma o apuntarme a algún curso de mejora de empleo, pero al final… por falta de tiempo nunca lo hago. Aunque estoy segura de que, tarde o temprano, ¡lo conseguiré!”.
José María Díez, 40 años. Administrativo
“Muchas veces me he planteado aprovechar los meses de verano para formarme porque, en principio, se supone que tienes más tiempo. Sin embargo, a la hora de la verdad nunca puedo hacerlo. Tengo dos hijas pequeñas y, por el momento, prefiero pasar todo mi tiempo libre con ellas y con mi mujer. Aprovechamos para irnos de vacaciones, al pueblo, hacer excursiones… Cuando sean un poco más mayores y quieran hacer planes sin nosotros, quizá sea el momento de retomar los libros, pero por ahora… ¡imposible!”.
Raquel B. Iglesias, 23 años. Estudiante
“Por supuesto, creo que el verano es uno de los mejores momentos para formarse y mejorar nuestro currículum porque tenemos más tiempo y hay muchas opciones para hacerlo. Yo ahora soy estudiante y estoy desempleada, pero los dos últimos veranos he trabajado y, además, intento aprovechar esos meses para seguir formándome, haciendo algún curso algo relacionado con el doble grado que estoy cursando, que es el de ADE y Turismo”.
Rafa Tarazona, 44 años. Profesor
“En cierta medida sí aprovecho los meses de verano para formarme. Como tengo que preparar el curso siguiente, dedico mucho tiempo a buscar información en internet, técnicas para mejorar mi forma de dar clase, nuevos contenidos multimedia, documentales… Pero es verdad que no sigo ningún programa formativo, sino que lo hago por mi cuenta. Hace unos años aproveché para hacer un par de cursos intensivos de inglés y me gustó mucho la experiencia, pero por el momento no me planteo volver a hacerlo: las vacaciones son para preparar el curso y, por supuesto, disfrutar junto a mi mujer y mis hijos”.
