Inteligencia emocional: ¡aplica escucha activa!
Ya hemos hablado, en otras ocasiones, de qué es la Inteligencia Emocional (IE) y de cómo nos permite reconocer nuestros sentimientos y los de los demás. Para tener una buena Inteligencia Emocional, debemos aprender a saber interpretar los gestos de los otros, a ser empíricos o a ser más asertivos. De todas estas cosas ya hemos hablado aquí. Hoy queremos profundizar en otra área de la inteligencia emocional: la escucha activa.
¿Qué es la escucha activa? Es nuestra capacidad de saber escuchar y comprender de forma correcta aquello que nos está diciendo nuestro interlocutor. No sólo se trata de escuchar las palabras que pronuncia, sino también de ser conscientes de lo no verbalizado, saber leer entre líneas y comprender los sentimientos que no pronuncia.
¿Qué debemos hacer para aplicar la escucha activa?
- Focalizar nuestra atención. Para aplicar correctamente la escucha activa debemos estar centrados en la conversación. Será la única manera de prestar atención en todos los detalles que nos cuente nuestro interlocutor y también en aquellos gestos no verbales.
- Ser empáticos y colocarnos en el sitio de nuestro interlocutor para poder comprender mejor lo que nos dice y lo que no. No debemos juzgarle ni criticarle.
- Demostrar nuestro interés. No se trata sólo de escuchar, sino también de hacerle notar a nuestro interlocutor que nos interesa, nos preocupa, nos alegra, lo que nos está contando. Podemos darle nuestra opinión, realizar preguntas, hablar sobre nuestras propias experiencias sobre el tema, etc.
- Preguntar para comprender mejor. Una técnica para asegurarnos que realmente hemos comprendido lo que nos estaba diciendo nuestro interlocutor es parafrasear lo que ha dicho con construcciones como “si no he entendido mal, quieres decir que…” o directamente hacer preguntas como “¿Estoy en lo cierto?”
- No interrumpir. Aunque parezca una obviedad, debemos dejar hablar a nuestro interlocutor. Por eso, que ni el hecho de parafrasear ni el de demostrar nuestro interés hagan parecer que no le escuchamos.