Miles de candidatos podrán decir que son proactivos, eficientes o entusiastas, pero tú puedes ir un poco más allá y contar los detalles: intenta recordar situaciones en que tu esfuerzo haya sido reconocido por tu jefe, por un colega o un cliente y arma una lista con anécdotas laborales que demuestren tus aptitudes y tu actitud hacia el trabajo.
Relaciona esas anécdotas con los requisitos de la oferta de empleo que te interesa y sorprende a tus entrevistadores contándoles el modo en el que has resuelto situaciones similares a las que te enfrentarás en ese puesto. No hace falta que sea puestos idénticos. En empleos muy distintos puedes demostrar actitudes similares hacia tu trabajo.
También puedes utilizar anécdotas en tus cartas de presentación, al inscribirte en una oferta o responder preguntas filtro. La clave es ser lo más específico posible para que la persona que lea o escuche esta anécdota pueda ver claramente cómo has resuelto un problema concreto o cómo te comportas en tu trabajo.
Cuantos más detalles seas capaz de brindar, más credibilidad ganará tu historia y por supuesto, aumentará la confianza del entrevistador en ti. Puedes recurrir a anécdotas del trabajo, del instituto, de un club deportivo o cualquier otro ámbito que te parezca pertinente. Lo importante es que esta experiencia demuestre tu aptitud para el empleo que te interesa.
Las anécdotas laborales son un verdadero as bajo la manga: sorprenden y te hacen memorable. Es muy difícil recordar los datos personales o la experiencia de cada candidato, ya que suelen ser muy similares entre sí; sin embargo, todos recordamos con mucha más facilidad las historias que nos relatan. Lleva siempre contigo una que te haga memorable y te permita destacar entre todos los entrevistados… ¡esa puede ser tu carta ganadora!
