Ser un buen orador. Algunas personas simplemente poseen un talento natural para ello: se ponen de pie frente a un auditorio y comienza a hablar con tanta soltura que bien podrían estar en la sala de su propia casa. Otros, en cambio, sufren tanto el temor a la exposición que les resulta imposible siquiera visualizarse en tal situación. Pero en medio de uno y otro extremo, nos encontramos también aquellos que, si bien no entramos en pánico con sólo pensarlo, difícilmente podríamos atravesar tal situación sin sentir al menos que se nos aflojan las piernas.
Ello se debe a que necesitamos ‘habituarnos’ a ese tipo de exposición que se produce al enfrentarnos a un público desconocido (por más reducido que sea el número de asistentes). Y para poder naturalizar tales situaciones no sólo es necesario tener experiencia sino también una buena preparación.
Por eso, hoy queremos compartir contigo algunos de los consejos que consideramos más útiles para poder expresarnos con soltura frente a cualquier público:
1- Velocidad y pausas: Los nervios son el principal motivo por el que la gran mayoría de inexpertos conferencistas hablan a gran velocidad y resulta muy difícil seguir sus discursos. Intenta expresarte de una modo más pausado aún cuando te resulte un poco incómodo (la mitad de la velocidad que crees adecuada suele ser la correcta). También presta mucha atención a las pausas. El silencio, al que tantas veces tememos por sentirlo incómodo, también tiene un significado y una gran importancia en el discurso. No lo desaproveches. Utiliza las pausas para dar tiempo a reflexionar sobre lo último que has dicho, o para preparar el clima para una definición importante. Las pausas son como resaltadores verbales que te ayudarán a enfatizar los puntos clave en tus discursos.
2- No olvides tu lenguaje corporal: Tanto en las entrevistas personales como en las conferencias públicas, la comunicación no verbal es primordial. La postura, el modo en que mueves tus brazos y gesticulas, todo forma parte de un gran mensaje del que debes estar al tanto. Recuerda nuestros consejos sobre el lenguaje corporal y especialmente intenta reconocer aquellos movimientos inconscientes (tics nerviosos) que realizas al hablar (jugar con tus bolsillos, manos, cabello, etc.). Intentar controlar tus tics será de gran ayuda para que la atención del público no se desvíe hacia esos incómodos gestos y se aparten de tus palabras.
Si quieres que todos se interesen por lo que dices, involúcralos invitándolos con la mirada Share on X3- Contacto visual: Es otro de los elementos clave también en las entrevistas. Si quieres que todos los presentes se interesen por tus palabras, una forma de involucrarlos en tu discurso es invitándolos con la mirada, demostrándoles que te diriges a ellos. Lo ideal es desplazar la vista intentando depositarla al menos un instante en cada persona, aunque este ejercicio suele resultar difícil de realizar principalmente durante las primeras exposiciones. En los casos en que te sientas demasiado nervioso como para hacerlo, intenta dirigir la atención a las últimas hileras del público. Eso dará la impresión de que estás abarcando toda la sala. Sin embargo, la recomendación frente a pequeños grupos es siempre depositar nuestra mirada en cada uno de los presentes.
4- Practica y grábate: para ser buen orador es tan importante no repetir un discurso de memoria como dominar a la perfección nuestro argumento. ¿Cómo lograrás esto? Practicando hasta que te sientas capaz de decir tu discurso sin necesidad de leer y con plena confianza. Hazlo frente a un grupo de amigos o familiares. Grábate mientras hablas y luego mírate para descubrir tus puntos a mejorar. Este ejercicio es una excelente manera de pulir detalles.
5- Causa un buen impacto: Cuida la vestimenta, peinado, accesorios, etc. La primera conquista es visual y te ayudará a comenzar con confianza y sentirte seguro de ti mismo. ¡Los detalles son importantes!
Finalmente, un pequeño consejo para la vida: no te obsesiones con la perfección. Aún cuando te esfuerces por controlarlo todo, siempre habrá sorpresas e imprevistos y, principalmente, ten presente que la experiencia será tu mejor maestra para ser un buen orador.
